Cap. 3

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Y así fue como Yoongi hizo un viaje hasta el culo del conde. De las últimas casas en alto Tucsupaya, donde sabía que su amigo el Choroseok tenía su bodega de celulares robados, dinero ahorrado, una que otra moto y unos cuantos gramos de magia .

– En serio, ¿al jaila?

– Por jaila pues, te juro, no sabía que fue tu cliente, lo hubiera noqueado te prometo.

– Ya ya ya mierda. Dame el hijoeputa celular para cobrar más... Oye tú que eres medio así asa ¿y si me maquillas como un tajo en el ojo? Para sacarle más ps.

– Hay una situación medio fome, jeje. Pasa que ya lo vendí.- Yoongi disparaba rayos de sus ojos, y fuego de su trasero para aniquilar al choro.– Era Iphone usado pero no hecho pito, ¡NO PODÍAS ESPERAR A QUE AÚN LO TUVIERA!

– Me cago. A ver revisa tus listas y me encargo de esta webada.

Después de la discusión, el Yoongi se fue a su casita, ya era hora de darle comida a sus gatos, Jungkook y V (por sus integrantes favoritos de Los Kjarkas).

Estuvo dispuesto a soportar una llamada con su tía para ubicar al Jimin, necesitaba su número, dirección, o mínimo alguna red social para poder doxearlo.

Estuvo dispuesto a soportar una llamada con su tía para ubicar al Jimin, necesitaba su número, dirección, o mínimo alguna red social para poder doxearlo

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Llegó a la casota a eso de las 3:30 pm, gracias a que su queria tía Marthita le había dado la dirección. Llevó una charola de chicharrón porque según su tía: "Es de buena educación llevar algo a la casa que vayas de visita". Y ahora olía a mercado central en hora pico. De todas formas no tenía afán de quedar bien, suficiente con ayudar a encontrar el celular.

Se quedó parado frente a la puerta por más o menos unos 15 minutos intentando darse formas de tocar el timbre sin tirar a la chucha el regalo para los dueños de casa.

Por suerte para él, Park Heechul era un hombre que amaba tragar y por ello había desarrollado un agudo olfato. Había sentido el aroma a grasa del chicharrón y creyó que era un vendedor ambulante de por ahí. Así que mientras Min hacia las posturas del kamasutra fuera del contexto sexual, la puerta de la gran casa se abrió.

– Hola, ¿a cuánto la bolsita?

– Eh... Hola señor, soy Yoongi, sobrino de doña Martha. Venía a hablar con Jimin y les traje esta comidita que hizo mi mamá.

– ¡Ah! Amigo del Jimin, pasa pasa. Disculpa, no te reconocí, pero es que cuando te vi por última vez eras así.– bajó sus manos hasta su rodilla más o menos, con una cara de nostalgia.

– Yo no lo recuerdo.

Tras unas risas incómodas, Yoongi extendió la charola, y con un suave "permiso" entró a la casa escuchando como el señor Park empezaba a comer feliz.

– Papá, mamá dice qu-... ¿Tú?

– Hola, ¿cómo estás?, ¿yo? Bien, gracias a Dios, sí mis hijos también. Modales, marica, antes me tenías con que soy un maleducado.

JailitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora