4

5.3K 618 36
                                    

Nuevamente tenían que preparar todo para la llegada, esta vez, de la reina madre.

— ¡Vamos, vamos! ¡Muevance!

Apurados, corrían en diversas direcciones. El ruido era notable y demasiado alto para el gusto del mayordomo principal.

— Menos ruido y más acción. El emperador y el Consorte real se encuentran descansando, su alboroto los despertara. — alzó la voz entre el gentío.

Suspiro ante el panorama. Necesitaba vacaciones desesperadamente.

— No puedo creer que tarden tanto. Limpiamos de arriba a abajo en tan solo tres días, ¿No puede volver a repetir ese milagro? ¡Apresúrense!

Los sirvientes al unison gritaron en afirmación. El mayordomo palmeo su rostro, miro a su compañera con seriedad y está cubrió su boca apenada. Se suponía que no harían mucho ruido.

— Ve y despierta a su majestad. Tengo que supervisar todo.

La mucama sonrió con sospecha.

— Claro, "supervisar".— jaloneo su saco con burla. — No quieres ver al Consorte en la cama de su majestad ¿No es así?

Dando un manotazo, la miro con advertencia. — Calla y ve.

— Claro~

Esquivando la manada de animales y con una eterna sonrisa en su rostro, camino hasta la entrada de la habitación, tatareando, tocó la puerta y después ingreso sin más. A pesar de que no tenía permiso el paso si el emperador no le daba el si.

Sin mucho cuento, abrió las cortinas, lleno un cuenco con agua y preparo el baño para dos personas. Satisfecha, se posiciono cerca de la cama, observando sin descaro alguno a los abrazos esposos.

¿Cómo era posible que aquel doncel extranjero, inexperto e inocente llegará hasta la cama del monarca en tan solo un día? Normalmente, las concubinas o amantes no oficiales esperaban meses por su presencia.

¡La emperatriz espero dos semanas! DOS! Y aún así no durmió junto a el ni mucho menos quedó embarazada ese mismo día.

Si el segundo esposo llegará a quedar embarazado y por asares del destino se convertirá en el favorito, definitivamente ya tendría su bando.

— ¿Que mierda haces aquí?

La frialdad de esa voz la hizo sonreír más, bajo la cabeza con burla y se inclino ante el soberano sentado en la cama, aún teniendo el brazo del doncel en su pecho. Noto como no parecía importarle verlo desnudo, pero en cambio, a su esposo si que lo hacía, lo tenía bien cubierto, solo dejando el brazo, cabeza y hombro al descubierto.

— Disculpe la intromisión, su majestad. Me temo que la reina madre viene en camino al palacio, se nos informo a altas horas de la madrugada.

El emperador con fastidió revolvió su cabello y tiro de el. Quería disfrutar mucho más del increíble cuerpo de su segundo esposo y aquella mujer venía a fastidiarlo con su mera presencia.

Bufo molesto. Su mañanero no podría hacerse.

— Vete y consigue vestimentas para mi Consorte. — ordenó, recostandose para que su esposo pudiera abrazarlo mejor.

Cerro los ojos para disfrutar del calor del cuerpo contrario.

— Señor, el baño está listo. — agregó la sirvienta antes de reverenciar y salir.

Estando solo, acomodo el cuerpo del doncel de tal manera que su cabeza quedó en el pecho de este. Acaricio la espalda tersa hasta bajar al delicioso trasero donde también le proporcionó suaves apretones mientras miraba los hombros llenos de mordidas y chupetones.

La llegada de un posible cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora