Capítulo 21

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Aria

Llegué a casa el viernes alrededor de las seis. Era tarde para pasar por la empresa, él ya no estaba ahí.

No pude, siquiera, enviarle un mensaje para saber si estaba bien... No pude hacer nada.
Simplemente tuve que forzar una sonrisa y hacer de cuenta que todo estaba perfectamente cuando, en realidad, estaba rota por dentro.

Era extraño... Creo que dolió más que las veces anteriores. Bueno, en realidad no es posible recordar el dolor, ¿saben?
¿Alguna vez se quebraron un hueso? ¿Les rompieron el corazón en mil pedazos? Uf... Sabemos cuánto sufrimos, eso sí, pero ¿pueden recordar qué sintieron exactamente? Digo, ¿pueden sentir ese dolor?
La respuesta es "no".
Podemos recordar las emociones que sentimos, así que, es más un eco que un recuerdo en sí.

Tenía una sensación de vacío en el pecho y un nudo en la garganta. En otras palabras... Estaba angustiada.
Me dolía más por él que por mí, esa era la verdad. Me dolía el saber que él podía estar mal, que él... Pudiese estar extrañándome en ese momento, tanto como yo.
Sólo quería verlo, nada más. Verlo, en ese instante. Aunque fuese de lejos, aunque fuese a través de una ventanita, o... de una historia de Instagram.

Tomé mi móvil y busqué, entre las personas que seguía, a alguno de mis amigos... Y ahí estaban.

En las historias de Tony estaban disfrutando del recital.
Él estaba ahí, y no parecía afectado en lo más mínimo. Luna estaba a su izquierda... Malena a su derecha. Kim también estaba, eso me alivió un poco.

Las historias de James eran horas después del recital. Evidentemente Kim se había ido con Luna, porque ya no estaban de fondo... Y las cosas empeoraban drásticamente.

Había tomado una selfie, en la que Becker, otra vez, estaba al lado de ella, sentados, sonriendo para la foto.
Malena estaba inclinando un poco el cuerpo hacia un costado, acercándose a él, posando.
Sólo se veían los chicos y ella. No puedo explicarles cómo me carcomieron los celos.

¿Quieren más? Pasemos a las historias de Oliver.
Estaban bailando una canción en español. Los dos. Tomados. De. La. Mano. Bailando.
Oh, y ese era un video. Ella movía la cintura, creo que hasta provocándolo. Él reía y la hacía girar.

Me llené de odio. Estaba enojada. En serio, enojada. Enojadísima. Quería verlo y... ¿Y qué? ¿Qué podía decirle exactamente?

Pensemos por un momento: La noche anterior me había escuchado hablando con Frank, lo había dejado plantado y, en adición, le había dejado en claro que había elegido a mi novio por sobre él.
Y quería hacerle escenas de celos... Nah, chiflada. Estaba chiflada. Loca. Enferma.

Sin embargo, juro que, más allá de mis intentos desesperados por centrarme, no pude hacerlo.

Estaba tumbada en el sofá con mi perrita, sin saber qué hacer. Miles de preguntas daban vueltas por mi cabeza.
¿La habría besado? ¿Se habría acostado con ella? ¿Qué sería de nosotros ahora?

—Hola —escuché que murmuraban detrás de mi cabeza.

Suspiré, sin voltear a verlo.

—Lo siento...

—¿Me estabas vigilando? ¿Cómo sabías que había llegado a casa?

Noah se sentó a mis pies y me miró, apretando los labios.

—Esta noche nos vamos a reunir para despedir a Kim.

—Lo sé. Me envió tres mil mensajes y me llamó cuatro mil más —le informé.

—¿Qué sucede?

—Nada.

—Te conozco, Aria. ¿Qué pasó? Kim me dijo que viniera sin avisarte. Dice que anoche tenían un recital y no fuiste...

Y Todo Por Ese Error #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora