Aria
Me senté en un sillón. Frank se paró frente a mí, con las manos en las caderas.
—¿Por qué no me lo contaste?
—No lo sé... —susurré—. Me preocupaba tu reacción y...
—Y era mejor que me enterara así —completó, levantando las cejas.
—No —sacudí la cabeza.
—¿Era mejor que no me enterara nunca?
—Tampoco. Yo... Iba a decírtelo.
—¿Siente algo por ti?
Miré hacia abajo.
—Responde.
—No.
—¿No?
Volví a sacudir la cabeza, esperando que se lo tragara. Él hizo silencio.
—¿Y tú?
Otra vez negué con un gesto.
—¿Por qué me lo ocultaste?
—¿Por qué me ocultaste que mi papá te ofreció un puesto en el directorio? —contraataqué, ya hartándome del interrogatorio... Y de todo.
Su rostro se transformó. Relajó las facciones y se humedeció los labios.
—Ese puesto te corresponde a ti, Aria.
—¿Por qué no me lo contaste? —volví a preguntar.
—Porque no quería ponerte en una situación de mierda —dijo, como si fuese obvio.
—¿Qué haces exactamente?
—No entiendo.
—¿Qué haces en la empresa? ¿De qué te encargas?
—Limpio pisos —respondió con sarcasmo, despectivo—. Contaduría, Aria. ¿Qué voy a hacer?
—¿Nada más? —indagué.
—No. Y ¿por qué estamos hablando de esto? Estábamos hablando de Becker.
—Porque yo también merezco respuestas, Frank.
—¿Quieres estar con él? —cambió de tema—. Si quieres eso, entonces renuncio y listo.
—No —respondí rápidamente, irguiéndome en el sofá—. No quiero eso.
—De acuerdo —caminó hacia nuestra habitación—. Iré a dormir, estoy cansado.
Se venía la "ley del hielo", tal y como había dicho Noah... Y no había podido preguntarle ni la mitad de las cosas que quería saber.
En parte, quería cuestionarle acerca de Becker. Quería saber de dónde se conocían, por qué tanta hostilidad. Necesitaba que me dijera qué era lo que había pasado entre ellos... Pero no era el momento.
Lamentablemente, tendría que esperar a que todo se calmara.El día transcurrió tal y como lo esperaba: En silencio.
Frank no me hablaba. Cenamos y, más allá de que le hiciera preguntas, sólo respondía con interjecciones.Al otro día llegamos al trabajo y se dirigió a su oficina sin decir nada. Yo fui a la mía en la que, todavía, estaba Becker.
Fue la primera vez que no lo encontré ahí. Todavía no había llegado... Cosa que me sorprendió.
Si bien eran las ocho menos diez, normalmente él estaba siempre un rato antes.Fue luego de unos cinco minutos, que él cruzó la puerta. Se veía fatal. En serio, fatal.
Caminé hacia él frunciendo el ceño. Se sentó en su silla y ni se molestó en mirarme.
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Y Todo Por Ese Error #1 ✓
RomancePrimer libro de la bilogía: "Somos Supernova". Sinopsis: Aria Miller se instala a vivir en el pueblo de su madre en su adolescencia y conoce a su primer amor, Liam Becker, el perfecto cliché. Es atractivo, malo y tremendamente seductor. Incluso si...