Capítulo 28

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Becker

Estoy en el cielo. Eso es lo único que puedo decirles. Creo que morí y este es el "más allá". ¿Tienen idea de lo jodidamente satisfactorio que es despertar con ella abrazadita a mí? Joder.

Me caso, eh. Con esta chica me caso.

Después de la noche que tuvimos, en la que sentí más cosas que en, básicamente, toda mi vida, se durmió entre mis brazos. Yo prácticamente no dormí un carajo, por supuesto, como siempre.
Me quedé mirándola, sin querer pegar un ojo por miedo a despertar lejos de ella nuevamente... Hasta que el cansancio me venció.

¿Algún día podré dormir estando ella a mi lado? Eso es algo que tengo que resolver, no puedo andar de zombi toda mi vida. 

Había sido un día bastante agitado, porque me levanté temprano, salí a correr con Max, y de compras, claro. Le pedí ayuda a Venus para el regalo de Aria, obviamente. Ella tuvo en cuenta cosas como "qué tan largo tenía que ser el vestido para que no se le viera el culo".

En definitiva, bellezas, tendría que haber ido solo y comprado el más corto que hubiese en la tienda.

No, bueno, igual le quedaba de puta madre, parecía una jodida diosa.

También compré flores, velas, hice todo un despliegue. Salió bastante bien, dentro de todo. No hice tiempo a cocinar, pero pedí comida a domicilio y asunto terminado.

El fin era llegar a ese nivel de "intimidad" en el que había visto a muchas parejas en distintos restaurantes. Siempre me había llamado la atención eso.
Pero esto fue jodidamente superior... Y tuvo un broche de oro.

Otra vez desperté y preparé el desayuno. Junté las cosas que habíamos dejado en el patio y, como el día estaba soleado, decidí que sería una buena idea desayunar afuera —ella tapándose con una manta bien abrigadita, claro—. 

Así que ahora está mirando los pájaros con una sonrisita ligera, agarrando la taza con las dos manos... Y yo no puedo quitarle los ojos de encima.

Puta madre, qué preciosa es.
Joder, tengo que ir a un psicólogo, esto roza la obsesión.

Toma café despacio... y luego se humedece los labios. Lo hace con distracción, sin darle importancia. No tiene idea de que cada cosa que hace me derrite.

¿Por qué eres tan sexual? Vamos, macho, déjala en paz.

Suspiro y miro a Max, que está tumbado en el césped, entrecerrando los ojos por el sol.

—Odio a todo el mundo —dice la princesa.

Lanzo una carcajada, completamente descolocado. Me sorprende que, con esa cara de angelito, pueda destilar tanto veneno.

—¿A mí también? —pregunto, conteniendo una sonrisa.

—En este momento, a ti más que a nadie.

Bufo, resignado. Todo esto es culpa del impotente. Yo no hice nada, vamos...

Bueno, sí me molestó un poco que, mientras se ubicaba a mi lado para desayunar, hubiese dicho que tenía que hablar con Parker... y, sí, quizás utilicé mi método de defensa que, básicamente, se resume a hacerla enojar.

Y, sí, yo le pregunté por qué estaba tan pensativa... E insistí en que me dijera por qué estaba en ese estado.
En mi defensa, no creí que estuviese pensando en que tenía que terminar las cosas con él... Porque, básicamente, me importa tres carajos ese tipo.

Lo que me molestó fue ser consciente de que, oficialmente, seguía siendo su "novia". Y yo quería que fuese mi novia, no de él.
Mi novia Millie. No su "cielo", mi "amor".

Y Todo Por Ese Error #1 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora