Enséñame que soy importante |• KookMin

Capítulo 22

"Cuando te gusta una flor, solo la arrancas, pero cuando amas a una flor. La cuidas y riegas a diario.
Quién entienda esto, entiende la vida "

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Muchas veces se preguntó si algún día podría ser feliz. Muchas veces deseó serlo con todo su corazón. Jimin jamás perdía la esperanza, aunque debía admitir que era una tarea ardua. A veces debía esforzarse para no perderla, para no dejar que la oscuridad lo consumiera.

Pero entonces llegó la noticia que cambió todo. Yoonsik fue detenido esa noche, eso es lo que Taehyung le dijo con una mirada firme y determinada. También le dijo que debía declarar por los abusos sufridos por ese hombre.
Jimin se estremeció al recordar las marcas que Yoonsik le había dejado. Tenía miedo, pues jamás pensó que este momento llegaría.

La idea de enfrentar a su agresor seguía siendo aterradora, con la pequeña diferencia de que ahora no estabas solo. Tenía a sus amigos allí.

La señora Sung fue a visitarlo cada día mientras se recuperaba, llevándole comida y palabras de consuelo. Jungkook también lo hizo, acompañándolo en silencio y ofreciéndole una sonrisa que iluminaba su día.

Todo parecía marchar bien hasta que el momento que más había estado temiendo llegó

Su madre.

— Nunca dijiste nada... — comenzó su madre, su voz llena de arrepentimiento.

— Nunca quisiste oírme — susurró Jimin, cabizbajo, su mirada evitando la de su madre.

La habitación del hospital parecía cerrarse sobre ellos, llenándose de un silencio pesado.

— Jimin… — su madre intentó disculparse.

— Te amo — interrumpió Jimin, su voz llena de dolor —. Pero te odié tantas veces que francamente perdí todo el amor que sentía por ti.

Su madre se estremeció, su rostro reflejando el dolor que Jimin había sentido durante tanto tiempo.

— Esto duele tanto… esto es agotador y no quiero verte, ya no — confesó Jimin, su voz quebrada.

— Hijo… — su madre intentó acercarse.

— Desearía no ser tu hijo — dijo Jimin, su mirada helada.

Su madre se detuvo, su rostro bañado en lágrimas.

— Lo siento — lloró en silencio, sin atreverse a acercarse al menor —. Siento haberte olvidado, no pensé en ti, creo que todo era parte de la adolescencia… que todo era exageración y jamás me di cuenta.

Jimin se levantó, su mirada llena de tristeza.

— Vete — pidió.

— Jimin por favor... — su madre intentó suplicar.

— No quiero verte, no quiero tenerte cerca — observó Jimin, su voz firme —. Quizás algún día te comprenda, quizás algún día sepa comprender tu dolor… pero ahora me es imposible, yo... — sonrió con tristeza — Estoy tan dañado que tengo miedo de mí mismo, mamá.

Ante la mirada de súplica que le dio, su madre finalmente hizo algo que debió haber hecho hace ya tiempo atrás. Ella lo escuchó y se alejó con su corazón hecho pedazos.

Pero el de Jimin, a diferencia del de ella, finalmente estaba siendo reparado.

Los días pasaron luego de ello, y lograron contactar con su padre, quien al enterarse de lo ocurrido viajó de inmediato, llegando al día siguiente.