Capítulo 21

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Taehyung aún recordaba esa noche con dolorosa claridad. Había salido a dar una vuelta, perdido en sus pensamientos, sin darse cuenta de que el sol comenzaba a ocultarse. Pensó en ir a casa, pero las palabras de Hoseok resonaban en su mente.
Sabía que Hoseok tenía razón: siempre buscaba agradar a todos para no sentirse solo. Pero en ese momento, se dio cuenta de lo imbécil que había sido. La triste realidad era que jamás había estado solo. Park Jimin siempre estuvo allí, escuchándolo, apoyándolo en silencio y sonriéndole para calmarlo.

Esa noche, Taehyung tomó la decisión de ir a ver a Park y pedirle perdón por ser un pésimo amigo. Recordaba la dirección de su casa y, cuando llegó, pensó en qué decir. Pero entonces oyó los gritos desgarradores de Jimin.

Golpeó la puerta, pero nadie abrió. Llamó a la policía, desesperado. Una dulce anciana que vivía al lado lo acompañó, y su marido intentó tirar la puerta, pero no pudo hasta que llegó la policía.

Taehyung entró en la vivienda y la escena que vio le destrozó el corazón. Ahora se encontraba allí, esperando por una señal de vida de Jimin.

Fue justo cuando allí, cuando Jimin abrió sus ojos, que Taehyung sonrió y se acercó a él rápidamente tomando sus manos. Su corazón dolía al ver a Jimin así, sentía tanta impotencia y ganas de llorar que estaba haciendo lo posible para controlarse.

- Tae... - susurró Jimin.

- Fui un mal amigo - sonrió Taehyung, secando sus lágrimas -. Debí preguntar, debí ser como tú y oírte... yo debí protegerte - lloró en silencio.

Jimin solo lo observó y sonrió con tristeza. Taehyung lo abrazó, y fue entonces cuando el menor lloró, cuando Park Jimin finalmente se quebró entre lágrimas.

El cuerpo de Jimin temblaba entre sollozos, y Taehyung lo sostuvo con fuerza, dejando que su amigo liberara todo el dolor y la tristeza acumulada.

- Lo siento, Jimin. Lo siento mucho - repitió Taehyung, su voz quebrada por la emoción.

En ese momento, Taehyung se dio cuenta de que su amistad con Jimin era más valiosa que cualquier otra cosa. Se juró a sí mismo que nunca más dejaría que Jimin sufriera en silencio.

- Tengo... tengo tanto miedo, Tae - confesó Jimin en un bajo susurro, su voz temblorosa -. Tengo mucho miedo, no quiero volver, no quiero hacerlo... duele mucho, Tae.

Taehyung se acercó, su rostro lleno de compasión y empatía.

- Lo sé, pero estoy aquí - dijo, tomando el rostro del menor entre sus manos -. Estoy aquí y no me iré, no te dejaré. Mírame - pidió, y esos azules luceros lo observaron.

Jimin se sintió envuelto en la calma y la seguridad que Taehyung transmitía.

- Seré tu salvavidas - continuó Taehyung -. Puedes apoyarte en mí... no dejaré que ahogues, no dejaré que eso pase.

En los ojos de Jimin, Taehyung vio un dolor profundo, un sufrimiento que parecía no tener fin. Vio la cansancio y la desesperación, pero no pudo imaginar la magnitud de lo que Jimin sentía.

No pudo imaginar cómo sus palabras eran un bálsamo para el alma herida de Jimin, cómo cada sílaba pronunciada por Taehyung era un ancla de esperanza en la tormenta que había sido su vida.

No pudo imaginar cómo, en ese momento, Jimin se sentía visto, escuchado y comprendido por primera vez en mucho tiempo.

Pero lo que Taehyung sí sabía era que estaría allí para Jimin, que lo protegería y lo apoyaría en cada paso del camino hacia la sanación y la recuperación.

La mirada de Taehyung fue un refugio para Jimin, un recordatorio de que la oscuridad no duraría para siempre, de que la luz estaba cerca, y de que esta vez, no estaría solo para enfrentarla.




Enséñame que soy importante |• KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora