Cute Mess (Brangie)

Parte 32

Brisa

-Aveces odio mi trabajo.

La miré interrogante.

-Sino fuera por mi trabajo, no me encontraría en una boda en la que no quiero estar llena de estirados, prepotentes y extravagantes.

Al día siguiente sin encontrarme a mis padres para nada me vestí con un elegante vestido claro, largo y me encontré con Angie fuera de mi casa casi a escondidas, en su auto esperándome vestida con un lindo y de pinta bastante cara, completamente negro. Apenas entre a su auto la mire sorprendida y embobada, pero no quise preguntar de donde salió este. Ahora íbamos llegando a la boda, en la seguridad por supuesto que no me encontré con el nombre de Angie como invitada especial exactamente pero todo aquel que venía derecho a venir con un invitado. Angie me comentó que quería mantenerse en las sombras dentro de lo posible, no era exactamente que estuviera vetada pero no era la persona favorita de Camila y sabíamos que por ejemplo, mis padres, que también estaban invitados no debían de verla para nada. El lugar se prestaba bastante, era enorme, había recepción afuera donde se llevaría a cabo la ceremonia, tanto como dentro en un salón y por ahora no había visto a nadie demasiado conocido.

-Pues gracias.- le dije irónica.

-Vos no sos cómo está gente Bri.- me miro.- Si, naciste entre ellos pero sos mejor.

Se sentía bien saber pensaba aún así de mi pero solo solté una risita irónica. Un mesero se plantó frente a nosotros y nos ofreció bebidas. Tomamos unas y presté atención a la gente, a lo lejos en una de las primeras filas de sillas vi a mis padres sentados, ambos vestidos elegantemente y con colores en conjunto.

-Ya vi a mis padres.- le hice saber a Angie.- Los saludare ahora, ¿si?

-Bien.- asintió lentamente.- Me mantendré alejada, has como si nada. Si necesitas algo házmelo saber porfa.

Apuntó su celular y yo empece caminar hacia mis padres, que cuanto estuve suficientemente cerca me saludaron como si nada.

-Bri hija, que traes puesto.- dijo mi madre mirándome completa detenidamente.

Rodé los ojos, era un vestido suficientemente lindo y suficientemente caro como para que lo criticara, ella misma me lo escogió, pero como siempre algo tenía que paréele siempre mal o no suficiente.

-Pues vos lo escogiste para mi.- dije terminado de besar la mejilla de mi padre.

-Cierto.- dijo como si nada con una sonrisa ahora de aceptación.

Reí sin gracia negando con la cabeza ante su incongruencia.

-¿Has pensado mejor las cosas, Brisa?- fue lo primero que mi padre me dijo.

Medite seriamente si mentirles o seguir manteniendo mi postura. Pero aún que ya era suficiente culpa el saber que los delataría, me dije que mentirles nos resultaría mejor a Angie y a mi.

-De hecho si, papá.- solté un dramático suspiro.- Soy su hija, después de todo.

-Sabíamos que harías las cosas bien.- dijo mi madre con una gigante sonrisa.

-Mis hijos son muy inteligentes, Jimena.- le asintió satisfecho.

Los miré sorprendida, al parecer lo de mi "hermano" ya no era un tema de disgusto para mi madre y el tema ahora era uno más. Solo pude pensar en que él se lo había ganado después de todo, había sabido ganarse su lugar con mi padre ayudándolo con sus crímenes.