Un vendedor "especil"

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Tras unas semanas verdaderamente infernales había concluido la campaña de verano. Fueron días de quedarse hasta tarde, comer poco y gastarse los nervios con clientes insufribles para poder alcanzar las cuotas irreales que la compañía demandaba en la temporada alta. Los Addison estaban hechos polvo y en sus cabezas sólo había dos palabras: ¡VACACIONES... YA! Fue a la hora de la comida que los coloridos vendedores se reunieron en su comedor privado (que por muy fino sonara no dejaba de ser un cuarto minúsculo con un anafre, un microondas y una barra para sentarse a comer).

—¿Cómo nos vamos a turnar las vacaciones este año? Seis días es nada, juro que los voy a pasar durmiendo —lamentó el azulado completamente desparramado sobre la barra.

—"Li" es quien peor lo ha llevado, me parece justo que el agarre la primera semana —aseguró el amarillo.

—Uh, chicos —interrumpió el naranja quien, por primera vez no se veía del todo alegre y risueño—, normalmente no me importa mucho el orden de las semanas, pero realmente me gustaría ir a ver a mi hermana.

El rosto del resto también cambió, sólo ellos sabían que no todo en la vida de Addonis eran carcajadas y chistes de mal gusto. Por unanimidad acordaron que el de cabello flamígero sería el primero en descansar. Addrien sollozó por dentro al figurarse que sería el último en la lista, ¡esperar todo un mes parecía una tortura! Fue entonces que surgió una idea.

—¡Oigan! ¿Y por qué no nos vamos los cuatro al mismo tiempo? Spamton se puede quedar a cuidar el área.

En ese momento, los Addison sintieron el verdadero terror.

—¡¡NO!! —gritaron alarmados, tapándose la boca al instante. Spamton se encontraba del otro lado en el comedor común haciendo fila para calentar su tupper en el microondas y no querían que los oyese.

—Ay, qué alarmistas, jamás hemos tenido vacaciones al mismo tiempo porque alguien se tiene que quedar a cuidar el área, pero ahora que tenemos más personal...

—No me parece adecuado dejar a alguien nuevo sin supervi-

—¡Si él se queda solo la empresa se irá a la ruina! —interrumpió el azúl a Addan.

—Qué poca fé le tienen al pequeñín...

—Addonis, no es no —puntualizó el líder—. A menos... que alguien se quedara a supervisarlo.

Ese repentino cambio de opinión podía parecer inaudito, mas la expresión en sus rostros los delataba: les urgía descasar lo antes posible y esperar una semana era mejor que un mes. Las miradas cansadas y ojerosas recayeron en Addrien.

"Ay no".

Pero aquellos ojos de perrito suplicante de sus compañeros era algo con lo que no podía luchar. Ni hablar, no le quedaba de otra más que aceptar. Antes de regresar a sus puestos, fue justamente el azulino quien detuvo a Addonis.

—Ey... ¿y está mejor?

—Oh, sí. La verdad es que tiene un buen rato sin recaídas. Ya te digo, tener mentalidad positiva aleja a las malas vibras, deberías intentarlo más seguido, te hace muuucha falta.

Addrien no creía en el rollo místico de su compañero, pese a todo le alegraba saber que aquello le daba fuerzas para sobrellevar sus problemas. De cierto modo, lo envidiaba.

Pasaron un par de días y esta vez fue Addan quien mandó llamar a Spamton. Le explicó cómo estaba el asunto de las vacaciones, que él por ser nuevo no tendría hasta pasado un año desde su entrada y que como el área no podía quedarse desatendida Addrien sería su supervisor temporal. Por su gesto no parecía estar muy conforme con la decisión, pese a ello no dijo nada y se limitó a responder que entendía la indicación.

Deltarune: Hilo negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora