No se sintió como despertando de un sueño o, mejor dicho, de una pesadilla. Era más bien como hundirse en ella, atrapado en una oscuridad siniestra: una profunda, profunda oscuridad. Estuvo a nada de cometer un acto atroz y su cuerpo apenas estaba asimilándolo; su mente no tanto y por ello su mirada quedó completamente perdida en aquella estática luminosa que poco a poco fue difuminándose hasta tomar forma...
La forma de un presentador.
Lo primero que notó de aquel sombrío fue el espectacular traje guinda que llevaba puesto: colorido y elegante, le daba esa aura de distinción como la que desprendía el mayordomo real. No se trataba de un Addison, ni un Werewire o algo similar a un ave. Era la primera vez que veía una figura como aquella, con un monitor de televisión por cabeza. Su porte era el de un hombre de mundo, alguien a quien le bastaba dar un paso al frente para darse a respetar. Y su voz...
—¡¿QUIERES SER UN PEZ GORDO?! ¡POR SU PUESTO QUE QUIERES! ¡TODO MUNDO QUIERE SER UN TIBURÓN EN ESTA VIDA LLENA DE INSIGNIFICANTES PECESITOS!
Tenía la impresión de que le hablaba directamente a él, cosa que no tenía sentido, pero Spamton había perdido cualquier apego a la realidad desde el momento en que decidió emborracharse para ignorarla. Si aquel ser le ordenara comprarle un Ferrari, sin dudarlo saldría a robar el dinero para hacerlo en vez de robar el auto.
—¿Quién será nuestro afortunado ganador esta vez? ¿Quién se llevará esa vida de ensueños? Podría ser... ¡TÚ! —exclamó, haciendo que la imagen televisiva enfocara a una dama, que gracias a efectos especiales pasó de ser una simple ama de casa a una elegante mujer de vestido rojo rodeada de joyas—. ¡O TÚ! —ahora la imagen mostraba a un hombre común transformado en un poderoso ejecutivo con frac viajando en un avión de ultra lujo.
—O podrías ser... tú.
Dijo mirando fijamente a Spamton a los ojos.
—¡Sólo llama al 6-6-6-T-E-N-N-A! ¡La llamada número mil podrá hacer todos sus sueños realidad! ¡¿Qué esperas?! Y mientras tanto, vamos a unos mensajes de nuestros patrocinadores.
<<¡¿QUIÉN QUIERE SER UN PEZ GORDO?! REGRESARÁ DESPUÉS DE ESTE CORTE. TURURUTUTU">>
Sin pensárselo si quiera, Spamton trató de correr a toda prisa hasta la mesita donde se encontraba el teléfono. Cayó desplomado al piso gritando de dolor a causa de las heridas que no había sido capaz de curar.
"No..."
Alzó la vista y la clavó en ese aparato prácticamente nuevo y sin usar de su departamento, se arrastró por el suelo húmedo y carcomido, clavando dolorosamente las uñas en él. Ya no le importaba nada y posiblemente era demasiado tarde, mas estaba convencido que su vida dependía enteramente de ese teléfono y del presentador. Se alzó a duras penas recargándose sobre el sofá. Levantó el auricular y marcó...
Riiing...
Riing....
Riing....
La llamada había entrado.
<<¡¡¡FELICIDADES!!! ¡ERES LA LLAMADA NÚMERO MIL! ¡¡¡TENEMOS UN GANADOR!!!>>
Spamton cayó de rodillas al suelo, se encontraba sin poder controlar las lágrimas que le brotaban a borbotones; se pellizcó un par de veces porque creyó que nada de eso podía ser real. Tal vez sí se había lanzado por la ventana y todo aquello era una alucinación de muerte...
—Si aceptas que nos comuniquemos contigo, marca "1", de lo contrario, cuelga ahora mismo.
Spamton oprimió el botón a la velocidad del rayo.
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Deltarune: Hilo negro
FanfictionEl sueño de Spamton es ser el auténtico pez gordo de Cyber City. Tras varios intentos fallidos por hacerse un nombre comienza a ser presa de la desesperación hasta que una misteriosa llamada cambia su vida... para mal. Novelización del backstory del...