Al otro lado. Parte 2

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—Buenos días, le estamos ofreciendo de forma exclusiva un enganche para auto... y a parte un descuento para... mira si le interesa también le puedo ofrecer... ¿bueno?

Al notar que el cliente había colgado el Werewerewire lanzó una descarga eléctrica contra la criatura amarilla; era la quinta del día y sentía el cerebro frito. Sacudió la cabeza, tomó el teléfono y volvió a marcar otro número de la cartera de clientes. Preso a merced de Groose, Addan no podía hacer otra cosa más que seguir intentando vender con la esperanza de que, de algún modo, Addley pudiera ponerle fin a aquel tormento. A pesar del dolor de sus heridas y del enorme estrés que le generaba la situación, quién de verdad le preocupaba era...

El grito que a continuación escuchó le heló la sangre a la par que a sus compañeros.

Addrien yacía en el piso tras una descarga recibida. Se encontraba en posición fetal, hiperventilado y jadeante: estaba teniendo un ataque de pánico. Sin temerle a las consecuencias, Addonis se lanzó a auxiliar a su compañero.

—¡¡Addrien, Addrien!! —gimió entre lágrimas—. Resiste amigo... Addley va a... él va a...

La situación con su hermana y los hechos recientes habían mermado el espíritu alegre y siempre optimista de Addonis. Sintió un nudo en la garganta y las lágrimas comenzaron a nublarle la vista.

—N-no más golpes... por favor... para... papá, no....

Al verlos en el piso, el poderoso Werewerewire se acercó lanzando chispas. Addonis se puso en el medio dispuesto a todo para proteger a su amigo.

—¡¡Basta, no voy a dejar que le hagas daño!!

—¡Y yo tampoco!

—¡Addan!

El amarillo se colocó a un lado suyo, listo para enfrentar la ira de la bestia y proteger a su amigo. Ambos cerraron los ojos aceptando el fatídico destino que les aguardaba... cuando la puerta se abrió de golpe.

—¡Maldita sea, no puedo creer que esos inútiles tarden tanto! ¡Tú! ¡Deja de estar pendiendo el tiempo con esos imbéciles y ve a traerme al Addison blanco! —ordenó Groose de bastante mal humor.

Los de su especie no tenían ojos como tal y de haberlos tenido su mirada expresaría un "tuvieron suerte, perdedores". Gruñó con eco metálico y se retiró de la habitación. El búho empresario pasó completamente de ellos y sin decir ni pio se dirigió a su propia oficina. Addonis y Addan cayeron de rodillas y abrazaron a Addrien que de a poco se iba tranquilizando.

—Gracias... —expresó el azul con una suave voz mientras le corrían las lágrimas por las mejillas.

—No hay que perder la fe, Li podrá hacer algo por nosotros, él no va a abandonarnos... no como...

—Tratemos de pensar en cosas positivas —interrumpió Addonis—, no tiene caso hacer esto peor.

—Tienes razón, lo siento... yo... debería estar tomando mejores decisiones, hacer que todo esté mejor y...

Addrien puso su mano sobre el tembloroso regazo de Addan.

En ese instante, supieron que no eran meros amigos del trabajo, se sintieron hermanos de sangre: unidos en lo bueno y lo terrible. Si tan sólo Addley estuviese ahí...

Uno de los teléfonos sonó de golpe causándoles un susto de muerte. Todavía sobresaltado por el shock, Addan tomó el auricular.

—A-Altervisión, buenos...

—¡No hay tiempo, Addan, necesito que me vendas una actualización!

—¡Li! Gracias al cielo, ¿dónde estás? ¿Te encuentras bien?

Deltarune: Hilo negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora