Negocios sucios

132 20 37
                                    

Despertó intranquilo y transpirando fuertemente. Otra vez había tenido una pesadilla. No había podido dormir bien desde aquel incidente, cuando no eran cosas aterradoras con ese maldito bufón eran otras donde se quedaba solo y los Addison le daban la espalda. Curiosamente, su vida había pasado de dormir desde temprano para no pensar en las miserias de su día a no querer dormir para olvidar sus miedos más viscerales.

Por fortuna, sólo eran malos sueños; aquel monstruo no volvería y sus amigos no lo abandonarían. ¿por qué habrían de hacerlo?

El televisor se volvió a encender, era la tercera vez en esa semana.

"¿AMIGOS? NO NECESITAS AMIGOS... PARA DISFRUTAR ESTE ESPECTACULAR COMBO INDIVIDUAL EN MARISQUERIAS EL PEZ GORDO..."

Se levantó de cama, anduvo hasta la sala y tiró del cordón de la corriente, se quedaría desconectada hasta que pudiera pagar el arreglo. Regresó a su habitación, encendió la lámpara, abrió el cajón de su cómoda y revisó la bolsa en donde guardaba sus ahorros.

Suspiró.

Sacó una tira de pastillas, esta vez tomó tres y se volvió para cama.

═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════

—Spamton, esta es la última vez que tengo permitido justificarte el retardo —dijo Addan con una voz tolerante pero bastante firme—, la próxima directamente es falta. ¿Estás teniendo algún problema con el transporte?

—N-no... y descuida, n-no vuelve a pasar.

El cálido ambiente del verano hacía tiempo que disipó en el aire, pese a ello era complicado sentir frío en un ambiente tan movido; las fiestas de navideñas estaban cerca y eso se notaba en la carga de trabajo que tenían todos en la empresa.

—¡Mil gracias por su compra, que tenga un excelente día! —colgó—. ¡Ah, cómo odio estos anuncios de comida, casi todos me generan ansiedad o asco! —chilló Addrien.

—No te quejes, los de crédito son mil veces peor, memorizar todos esos datos contables... ¡Oye, Addrien! Si no fuésemos esclavos de este sistema, ¿qué te gustaría vender? —preguntó Addonis volviendo a darle un par de vueltas a su silla.

—Si no fuésemos parte de este sistema no tendríamos que vender nada, en primer lugar.

—Pff... ¡pero si somos Addison! ¿Qué más vamos a hacer si no es vender? —cuestionó carcajeándose.

Parecía que el azulado iba a mandarlo a freír espárragos como usualmente acostumbraba al hacerle perder tiempo en el trabajo; en cambio, dio un par de dedazos sobre su escritorio.

—Zapatos. Vendería zapatos. ¡Y no se te ocurra reírte!

Un poco tarde, Addonis estaba que no podía aguantar la risotada.

—¡Lo siento, lo siento! No me estoy burlando ni nada, es sólo que no creí que te gustara la venta de ropa, pensaba que querrías vender libros o algo así de aburrido.

—Bah, por esa clase de cosas luego no me gusta contarte nada.

—Es que, ¿sabes? Yo también quiero vender ropa. Bueno, en realidad es que quiero diseñarla primero. Quiero hacer trajes elegantes y disfraces coloridos por igual. Y quiero ver la cara de la gente cuando se los pruebe y diga: "¡Wow, no puedo creer que esta belleza cueste sólo $1000!"

—Pues sigue soñando su crees que alguien te va a comprar con esos precios, con empresas como ésta a la cabeza es casi imposible que un Addison pueda emprender por su cuenta. No se puede ser el pez pequeño en la laguna de los tiburones.

Deltarune: Hilo negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora