La feria del CAOS. Parte I

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Una vez Spamton se recuperó de la impresión y habiendo aclarado todo el asunto de la pluma, el grupo de vendedores decidió ir a almorzar al área común, causando sorpresa de algunos Plugboys y otras criaturas que trabajaban en la empresa.

—¡Ah! Antes de que se me olvide, te entrego tu boleto. El señor Swatch nos dio un par de entradas para ir a la clausura de la feria.

Addan le entregó el pedazo de papel a un no muy ilusionado Spamton. La única vez que recordaba haber asistido a la feria del pueblo había sido de niño junto con su madre... y no tenía un recuerdo muy grato de ese momento.

—La clausura es mañana, así que en vez de ir a tomar ¡iremos a atascarnos con perritos calientes y algodón de azúcar! —exclamó Addonis bastante entusiasta por atascarse de comida.

—Una lástima que, aunque trabajamos duro en esto, ni siquiera nos van a dar el día —dijo Addrien un poco desanimado.

—¿Les parece bien encontrarnos a las seis en punto en la entrada? —preguntó Addley a lo que el resto de los Addison respondieron afirmativamente. Al ver que el bajito no respondió, el Addison frunció el ceño—. Ejem, ¿tienes algún inconveniente a esa hora, Spamton?

Se sorprendió que la pregunta lo incluyese a él también. ¿Realmente querían que fuese con ellos?

—¡Oh, vamos, chiquis, anímate a ir con nosotros! Salvo que... ¡seguro tienes una novia que no nos has presentado e irás con ella!

—¡¿Qué?! Oh, no, no... n-no es el caso —respondió completamente apenado, aunque también decepcionado.

—O un novio —bromeó Addan haciendo que el pobre se sonrojase todavía más.

—Eh, tampoco pasa nada si Spamton no quiere ir, no hay que presionarlo.

Quedó anonadado ante las palabras de Addrien. Si bien era cierto que no se moría de las ganas...

—¡Por supuesto que iré! —gritó sin tartamudear o mostrar cualquier señal de duda.

—No era necesario alzar tanto la voz...

—Lo siento, es sólo que yo...

La alarma que anunciaba el fin de la hora de la comida sonó, recogieron sus platos y regresaron a sus áreas de trabajo.

Para la tarde, Spamton llegó a casa bastante risueño, de verdad le hacía ilusión saber que iría a la feria con los Addison. A ratos sentía que las salidas a beber eran más una extensión del trabajo ya que por lo general se sentaban a hablar (pestes) de sus clientes, de lo que harían de tener más tiempo libre, de las cosas que se veían haciendo en un par de años. Y aunque él siempre los escuchaba atentamente rara vez tenía algo que comentar. Algunas veces a viva voz expresaba su deseo de ser el pez más gordo que Ciber City tendría nunca y echaban carcajadas, pero no dejaba de sentir que aquellos gestos continuaban una especie de broma cuando él lo decía con toda la seriedad del mundo.

Pese a todo, aquello era lo más cercano que tenía a una amistad.

Se recostó un momento en su sofá. ¿Eran los Addison sus amigos? Nunca había tenido y no sabía a ciencia cierta qué los separaba de ser simplemente compañeros de trabajo. Aun así, se congratuló de sentir esa sensación cálida y agradable recorriendo su cuerpo. Embriagado en aquel sentimiento, cerró los ojos y casi cayó profundamente dormido...

Hasta que escuchó una voz...

"¿ERES REALMENTE FELIZ?"

Se talló los ojos y se limpió las orejas, continuaba adormilado y ni siquiera atinaba a saber de dónde venía aquella voz. Una realmente atrayente e hipnótica.

Deltarune: Hilo negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora