Deltarune: Hilo negro

Al otro lado. Parte 1

—¡¡¿QUE HICISTE QUÉ?!!

La pregunta vino acompañada por un puñetazo del Werewerewire que lo estampó directo contra la pared. Todavía medio consciente, Addley comenzó a balbucear con sangre en la boca.

—Él... renunció...

—Serás...

Groose lo tomó con las plumas de sus alas que tenía por dedos para volverlo a azotar.

—Si no lo traes de vuelta no sólo voy a matarte a ti, voy a matar a todos sus amiguitos frente a tus ojos, y sabes que perfectamente soy capaz de hacerlo. Lo quiero para ya mismo, ¡no hubiese despedido a toda la plantilla de inútiles de no tener un Addison capaz de vender lo de mil! ¡Y ahora, por tu culpa el negocio está por irse a pique!

Pese al dolor que recorría su cuerpo, Addley resistía por todos los medios mostrarse débil ante Groose, su orgullo era lo único que todavía le pertenecía. El búho sonrió malévolamente.

—Así que vas de chico rudo, ¿no? Veamos cuánto te dura el gesto.

Lo dejó caer violentamente al piso, regresó a su escritorio y oprimió un botón. Pocos minutos después la puerta se abrió.

Addonis, Addrien y Addan fueron arrojados a la oficina por unos Werewire. Aunque confundidos, al ver a su amigo en tan mal estado corrieron con lágrimas en los ojos a auxiliarlo.

—¡Li, Li! ¡Por todos los cielos! ¡¿Qué te hizo?!

—¡Groose, eres un monstruo! ¡Cómo pudiste!

—¡Oh cielos, esto no puede ser real!

Los vendedores usaron su habilidad para regresarle algo de salud a su rosado compañero, sin importarles perder la oportunidad de usarla para sí en caso de una emergencia.

—Es... mi culpa... no quería que los involucraran en esto... —gimoteó Addley.

—No, bro, somos amigos y vamos a salir todos juntos de esto —dijo Addonis tomando su mano.

—Nunca nos imaginamos que el trato de Groose tuviese ese grado de abuso, debimos darnos cuenta antes —gimoteó el azul.

Addan quería tomar al que consideraba su mejor amigo entre sus brazos para aliviar un poco su dolor; intentó acercarse a él, pero un Werewire se lo impidió.

—Asegúrense que los lleve hasta ese Addison blanco y tráigalo de vuelta —los seres corruptos se quedaron un par de segundos viéndose entre si—. No hay de qué preocuparse, Addley sabe perfectamente que nadie puede ayudarle y aunque lo intentase...

Groose dirigió su mirada hacia el líder de las bestias que lanzó una poderosa secuencia de ataques eléctricos contra los indefensos vendedores.

—¡¡Basta!! ¡¡Ellos no tienen nada que ver con esto!! —suplicó Addley temiendo por la vida de sus amigos.

Con solo parpadear Groose detuvo el ataque de su guardaespaldas, dejando muy el claro quién manejaba las riendas en ese momento.

—Encierren al resto en las oficinas, los quiero trabajando 24/7 para recuperar las ventas, si no aguantan el ritmo de trabajo será su culpa y no la mía. Entre más pronto me traigas al enano será mejor para tus amiguitos. El tiempo es oro, Addley, esa es la primera lección que te enseñé cuando te traje a trabajar aquí. No lo olvides.

Addley fue arrastrado por las bestias mientras las lágrimas escurrían de su rostro al ver a sus compañeros perdiéndose a la distancia.

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