Amor para valientes • Scorbus

Capítulo 16 • Prejuicios

Los días pasaron sin nada nuevo en el colegio. Agnes se había adaptado muy bien a ser una Ravenclaw, incluso ya tenía un amigo de su misma Casa pero como mayormente eran los de Ravenclaw, prefería estar sola leyendo un buen libro.

Scorpius había encontrado momentos para apoyarla y revisarle los deberes, que a veces le sorprendían porque a Agnes le gustaba hacer redacciones de quince pergaminos en lugar de diez y eran mucho más organizados que los que él hacia en primer año. Sin duda, no tardaría en volverse la mejor alumna de su año en Ravenclaw y eso era difícil de lograr en esa Casa porque todos se esforzaban al máximo.

Entonces esa mañana, mientras Scorpius revisaba una redacción de Agnes sobre el Acónito antes de entrar al Gran Comedor a desayunar. Albus se había adelantado.

Pero cuando entró al Gran Comedor, vio a Connor bastante alejado de la mesa de Gryffindor. Sin embargo, Albus decidió no prestarle mucha atención y siguió su camino gasta la mesa de Slytherin.

— ¿Ya escuchaste lo de Miller?

— McLaggen le dijo marica afeminado.

— Si realmente lo es, ¿que importa?

— Pero ellos eran amigos.

— McLaggen dijo que era seguro que Miller estaba enamorado de él y prefirió alejarse porque "no vaya a hacerle algo"

— Eso lo hace un mal amigo, Miller no es tan malo.

— Pero te deja la duda, ¿no?

— No tanto, tan solo mírenlo. Está ahí solo, pobrecillo...

De eso se trataba las charlas de muchos de los alumnos mientras Albus se dirigía a su mesa. Definitivamente les encantaba hablar sobre la vida de los demás pero está vez todo había sido provocado por McLaggen.

Cuando Albus se sentó en la mesa de Slytherin, frente a él estaban Rodger y Mason, sus compañeros de cuarto que también parecían estar hablando del tema.

— McLaggen se ha encargado de que todos se alejen de Miller solamente por lo que es —decía Rodger.

— Recuerdáme, ¿por qué la vida de dos Gryffindor es tan importante? —cuestionó Mason.

— ¿De qué están hablando todos? —les preguntó Albus.

— Sobre el secreto de Connor Miller —respondió Rodger.

— Bueno, ya no es un secreto —dijo Mason.

— ¿Qué secreto? —preguntó Albus.

— Miller es gay —contó Rodger.

— ¿Y qué? —cuestionó Albus.

— Lo mismo me pregunto: ¿y qué? Hay cosas más importantes para hablar —dijo Mason.

— Sí pero lo que se está diciendo es muy malo —dijo Rodger.

— ¿Lo están discriminando por eso? —se molestó Albus— Mi tía Pansy es lesbiana y mi tía Astoria es bisexual. Ellas son grandes personas, de las mejores que conozco y me enseñaron que no hay que discriminar a nadie por vivir su vida como quieren.

— Sí, mis padres me contaron sobre ellas. Tienen una hija ahora —comentó Rodger.

— Ah, sí. También he escuchado sobre ellas —dijo Mason.

— Pero es que ese no es el problema. Somos jóvenes y los tiempos han cambiado. Miller no es el primero y tampoco el último que sale del clóset. Aquí nadie iba a discriminarlo. El problema es que al parecer McLaggen lo anunció a todos sin su consentimiento y ha estado diciendo cosas horribles sobre Miller —le contó Rodger.