❝No es un final, es un por siempre❞
El miedo al amor existe, quienes se hayan dado a la tarea de amar intensamente saben muy bien que el amor es solo para valientes, si temes ser lastimado no es para ti. Los que tienen miedo del amor nunca aceptan c...
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Al finalizar la clase, la mayoría de los alumnos se había ido apresuradamente porque era hora de la comida. Pero Scorpius seguía guardando sus cosas y limpiándose lo que se había ensuciado, mientras Albus lo observaba fingiendo que se había retrasado.
En ese momento, una alumna de Slytherin de séptimo curso llegó a los invernaderos con un recado para Neville.
— Profesor Longbottom, la profesora McGonagall me ha pedido que le avise que habra reunión en la sala de profesores en unos minutos.
— Gracias por avisarme, señorita Higgs.
La alumna asintió para después irse, mientras que Neville observó que tanto Scorpius como Albus seguian guardando sus cosas y limpiándose, Lyra también seguía trabajando atrás por lo que decidió dejarlos. Al fin y al cabo, se quedaban con Lyra. Ella era lo bastante responsable y sabía todo sobre las plantas mágicas que habían ahí para dejarla a cargo.
— Tengo que irme, muchachos. Salgan cuando puedan —les dijo Neville.
Neville se fue sin más, camino a la sala de profesores. Mientras que Scorpius se apresuraba a guardar sus cosas porque no quería seguir ahí con Albus, seguía temiendo a su rechazo. Pero cuando estaba yendo hacía la puerta, Albus fue más rápido y había cerrado la puerta del invernadero con un hechizo a penas audible.
Lyra seguía al fondo del invernadero dándose cuenta que la clase había terminado, lo que significa que ya era hora de la comida. Cerró su libro e iba a levantarse de donde estaba sentada pero la voz de Scorpius dirigiéndose a Albus la hizo detenerse.
— ¿Qué le hiciste a la puerta?
— Scorpius, tenemos que hablar. Ya deja de evitarme.
— Déjame salir, Potter —pidió Scorpius.
— ¿Ahora me llamarás por mi apellido, Malfoy? —cuestionó Albus.
— Quiero salir, déjame salir —insistió Scorpius acercándose a la puerta.
— Un paso más y te lanzó un maleficio —le advirtió Albus levantándose su varita.
— Albus, sabes que sé más hechizos que tú. No quiero tener un duelo contigo —le dijo Scorpius.
— No te dejaré salir hasta que hablemos —le dijo Albus.
— Bien, me quedo aquí. Pero no pienso escucharte —dijo Scorpius.
Scorpius retrocedió unos pasos para luego sentarse en el suelo y sacar un libro de Defensa Contra las Artes Oscuras de su mochila. Tratando de ignorar a Albus mientras leía el libro, pero muy en el fondo si quería escuchar lo que iba a decirle porque tenía esperanza de que no fuera a romperle el corazón.