Capítulo 24 • Te amo Scorpius Malfoy

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Al finalizar la clase, la mayoría de los alumnos se había ido apresuradamente porque era hora de la comida. Pero Scorpius seguía guardando sus cosas y limpiándose lo que se había ensuciado, mientras Albus lo observaba fingiendo que se había retrasado.

En ese momento, una alumna de Slytherin de séptimo curso llegó a los invernaderos con un recado para Neville.

— Profesor Longbottom, la profesora McGonagall me ha pedido que le avise que habra reunión en la sala de profesores en unos minutos.

— Gracias por avisarme, señorita Higgs.

La alumna asintió para después irse, mientras que Neville observó que tanto Scorpius como Albus seguian guardando sus cosas y limpiándose, Lyra también seguía trabajando atrás por lo que decidió dejarlos. Al fin y al cabo, se quedaban con Lyra. Ella era lo bastante responsable y sabía todo sobre las plantas mágicas que habían ahí para dejarla a cargo.

— Tengo que irme, muchachos. Salgan cuando puedan —les dijo Neville.

Neville se fue sin más, camino a la sala de profesores. Mientras que Scorpius se apresuraba a guardar sus cosas porque no quería seguir ahí con Albus, seguía temiendo a su rechazo. Pero cuando estaba yendo hacía la puerta,  Albus fue más rápido y había cerrado la puerta del invernadero con un hechizo a penas audible.

Lyra seguía al fondo del invernadero dándose cuenta que la clase había terminado, lo que significa que ya era hora de la comida. Cerró su libro e iba a levantarse de donde estaba sentada pero la voz de Scorpius dirigiéndose a Albus la hizo detenerse. 

— ¿Qué le hiciste a la puerta?

— Scorpius, tenemos que hablar. Ya deja de evitarme.

— Déjame salir, Potter —pidió Scorpius.

— ¿Ahora me llamarás por mi apellido, Malfoy? —cuestionó Albus.

— Quiero salir, déjame salir —insistió Scorpius acercándose a la puerta.

— Un paso más y te lanzó un maleficio —le advirtió Albus levantándose su varita.

— Albus, sabes que sé más hechizos que tú. No quiero tener un duelo contigo —le dijo Scorpius.

— No te dejaré salir hasta que hablemos —le dijo Albus.

— Bien, me quedo aquí. Pero no pienso escucharte —dijo Scorpius.

Scorpius retrocedió unos pasos para luego sentarse en el suelo y sacar un libro de Defensa Contra las Artes Oscuras de su mochila. Tratando de ignorar a Albus mientras leía el libro, pero muy en el fondo si quería escuchar lo que iba a decirle porque tenía esperanza de que no fuera a romperle el corazón.

Amor para valientes • ScorbusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora