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Después de su primera noche de desenfreno, ambos estaban acostados, uno dormido y el otro observando.

Alexa estaba dormida, con una mano sobre su cabeza y la otra sobre su vientre, para Leonardo, esa era una imagen muy bonita que le llenaba de sentimientos.

Nunca había sentido eso con sus amantes anteriores, ellos tan solo se entregaban y se enredaban por una noche.

Pero esto era la primera vez que se quedaba admirando las facciones tranquilas de su acompañante, sonriendo de vez en cuando como idiota al ver todas las marcas que él dejó en su cuerpo.

Ella se removió, estirándose y haciendo un puchero inconsciente con sus labios que Leonardo no dudó en besar, despertando a Alexa.

—Buenos días, bebé —susurró sobre sus labios. Alexa se puso rojo de inmediato, y se alejó un poco.

—¿Qué hora es? —preguntó, tapándose más con las sábanas.

—Son las nueve. —Eso sobresaltó a la menor.

—¡¿Las nueve?! ¡Hoy debía entregar la tarea!

—No importa, después de todo no la hiciste —respondió abrazando su cintura.

—Fue por tu culpa...t-tú no me dejabas... —No las completó debido a su calentura—. Por cierto... ammm ¿por... por qué no... no lo hemos... mmm? —Le entró la duda del por qué no lo habían hecho antes, pero no podía decirlo, y Leonardo pareció darse cuenta de eso.

—¿Por qué no follamos antes? ¿Estabas ansiona? —Ella frunció sus labios, molesta, por lo que la beso—. No lo hice antes, porque te estaba esperando, quería que tú lo desearas tanto como yo... Fue una larga espera, pero valió la pena.

Alexa parpadeó un par de veces, ¿ese era su plan? ¿Calentarla hasta pedirle que la follara?

No negaría que también lo disfrutó, pero no lo diría. Solo se tapó hasta la cabeza con la sabana y se volteó boca abajo.

—Iré por agua, estoy seguro que tu garganta está seca después de gemir tantas veces mi nombre. —Carcajeó al escuchar su gruñido, pataleando, se levantó y fue por agua y algo más.

Mientras, Alexa estaba sumergida en sus pensamientos. Aún estaba desnuda, jamás pensó que el sexo fuera a sentirse tan bien, recordarse a ella misma pidiendo por más, fue vergonzoso.

También estaba ese cuerpo sobre ella, moviéndose con ímpetud, gimiendo de forma tan sexy cerca de oído. Tuvo emoción al saber que su placer fue debido a ella, se excitó por ella.

Sintió su entrada húmeda de repente, se calentaba otra vez solo con recuerdos, que hormonal de su parte.

Tan sumida en su mente que no sintió a Leonardo posicionarse detrás de ella entre las sábanas, pegando su pelvis en su trasero.

—¿Pensando en lo de anoche?

¿Acaso él leía mentes o algo por el estilo?

Se rió un poco y comenzó a mecer sus caderas suavemente sobre ella, escuchando como suspiraba. Depositó besos húmedos por su cuello y espalda, ella elevaba su trasero hacia arriba por más contacto.

Se endureció completamente solo por el tibio y suave roce de su piel.

Sin aguantarlo, la tomó de las caderas y la posicionó sobre sus rodillas y la agarró de los brazos para tirar de ellos.

Se frotó sobre su entrada y después se empujó de una estocada, haciéndola gritar.

Dolor y placer se mezclaron en un santiamén.

RETORCIDO CAPRICHO (Ese Es El Trato 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora