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Pasaron unos cuatro días desde que viajó, y solo había podido comunicarse con ella a través de mensajes.

No lo hacía seguido por la falta de tiempo, su otro trabajo exigía cada vez más, esa era la causa de aquel viaje inesperado.

No podía sacar de su cabeza a la mujer, cada día solo se metía más en su piel.

Cada risa, sonrisa y alegrías, él lo quería para sí.

Al ser un hombre codicioso, la idea de no tener nada de esa mujer le disgustaba.

Quería poseer su cuerpo. Eso ya era un hecho. Su corazón, sus sentimientos. Quería tenerlo... todo.

Esa mujer, por fuera podía ser de carácter fuerte, pero por dentro era frágil, que con solo un movimiento erróneo podría romperla fácilmente, lo comprobó aquella vez que la hizo llorar, entendió la razón.

No quería que ella lo odiara. Esa mujer lo había cautivado con su personalidad y fuerza, al igual que su sensibilidad.

No supo desde en qué momento sucedió, pero él aceptaba que la menor le gustaba, podría decir incluso que se estaba enamorando de ella.

—Grrr... —escuchó a su lado una especie de gruñido. Vio que era Carlos tratando de llamar su atención—. Al fin me escucha el León.

—No hagas eso —rodó los ojos al escuchar que volvió a gruñir—. Basta.

—Pues hazme caso, te estuve hablando, y ni siquiera parpadeastes. —Leonardo suspiró y se sobó el rostro.

Iban de camino a otra reunión, y los temas junto a sus sentimientos lo estaban estresando.

—Dime... ¿Estaría mal que me enamore de una de mis víctimas? —La pregunta tomó por sorpresa al Carlos.

—Amm... no sé... depende de qué clase de relación tengan, si no es sana, no debes —dijo mirando el camino, ya que es él quien conducía—. ¿Se trata de Doria cierto? Al fin te estás dando cuenta.

—Tan intuitivo... ¿Debería consultarte mi futuro tal vez? —Carlos soltó una risita.

—Te advierto que después de esto deberás tener cuidado, si la quieres contigo, tendrás que protegerla.

—Lo sé, eso es también lo que me preocupa, no quiero ponerla en peligro. —Frunció el ceño, lastimarla era lo que menos quería hacer.

—¿Ella también siente algo por ti? Solo así podrían iniciar una relación. Aunque sé que tú no la retendrías a la fuerza, no es propio de ti. — Él confiaba en su amigo, y nunca haría algo fuera de lugar con alguien que no la mereciera 

—No estoy seguro de eso, pero... sé que sus sentimientos no son indiferentes a los míos. Si me corresponde, no la dejaré ir. Esto me asusta a mí mismo, pero no la quiero dejar.

—Oww, a tus treinta te enamoraste de verdad. Esperaste tantos años solo para embobarte de la primera mujer que te desafío. —No evito reírse, su amigo rechazaba la idea de tener una relación formal, y ahora estaba preocupado de que la mujer no sintiera lo mismo por él.

—No te burles, tú estas igual de colado por Marta, solo que no tienes los huevos para hablarle. —Eso a Carlos no le gustó.

—Oye... estoy armando un plan para conquistarla.

—¿Y cómo lo harás si ni siquiera la has visto de frente? Y ella no te conoce.

—Ya verás...

...

Pasaron las semanas, y Alexa seguía con el pensamiento de si de verdad le gustaba el italiano.

Los mensajes, las palabras dulces y los halagos que le daban él, la hacían sentir bien, querida y segura, se sentía segura en sus brazos y en sus palabras...

RETORCIDO CAPRICHO (Ese Es El Trato 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora