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Despertó gimiendo, y grata fue su sorpresa al ver a su preciosa, chupando su polla despacio.

—Mmm... ¿bebé? Oh... —La forma en que movía su lengua lo estaba enloqueciendo—. Si sigues a-así... vas a v-volverme, agh...

Alexa, con inexperta curiosidad, engulló el falo en su boca, y de a poco fue metiendo más hasta que pudo sentir la punta tocar su garganta.

Gimió alrededor de él, dándole una placentera vibración. Movió su cabeza de arriba a abajo, succionando con más fuerza.

Oh... delizia. —Leonardo la agarró de los cabellos para mantenerla en su lugar, para después mover sus caderas—. Mmgh...

Alexa se aguantó las arcadas, podía sentir como la ereccion sobrepasaba su garganta, llegando más profundo.

No sabía si era por la falta de oxígeno o la excitación, pero todo su mente se nublaba cada vez más. Con los ojos cristalizados, miró la expresión del italiano, quien mordía su labio inferior y fruncía el ceño, gimiendo ronco. Pudo haber sonreído si no tuviera la boca tan llena.

El calor recorrió su cuerpo hasta acumularse entre sus piernas, creando un charco húmedo y resbaladizo. Palpitando en la espera de atención. 

Leonardo movió sus caderas más rápido, aquella boquita le estaba haciendo maravillas en su miembro. La forma en que Alexa lo miraba, con los ojos borrachos de lujuria y necesidad, gimiendo felizmente en su lugar, contenta de ser utilizada por él.

Maldijo por lo bajo, demasiado excitado por su boca, por su mirada, por ella, por todo, joder.

Siguió empujando hasta llegar mucho más profundo dentro de su garganta.

Alexa se sentía arder. Su boca y garganta estaban sensibles, pero no le importó. Estaba conforme y satisfecha al ver a Leonardo perder el control y deshacerse en jadeos y gemidos.

Unas estocadas más y pudo sentir la caliente esencia caer por su garganta. Puso los ojos en blanco, tanto por el placer como por el ahogamiento.

Se separó del falo, tosiendo.

Leonardo estaba en una nube esponjosa, pero entonces se dio cuenta de lo que había hecho. Se incorporó y vio a Alexa tosiendo y jadeando temblorosamente.

—Oh... bebé, lo siento, perdón... —Limpió sus labios suavemente, pero ella lo miraba con una pequeña sonrisa.

A pesar de que tuviera la carita colorada por el esfuerzo.

—Te corriste mucho... Entonces, ¿lo hice bien? —esa vista no debería parecerle tierno, pero... ¿Cómo es posible que sí lo fuera?

—Sí... lo hiciste muy bien... —La sonrisa de Alexa se ensanchó aún más.

Se subió a horcajadas sobre él, sentándose sobre la aún dura erección de Leonardo. Movió sus caderas en un suave vaivén, provocándolo.

Leonardo jadeó al sentir la tibia y húmeda intimidad frotarse sobre su miembro.

—Quiero montarte... —Y sin esperar, Alexa tomó la polla erecta y la acercó a su entrada. 

Se dejó caer sobre ella hasta llevarlo al fondo de su interior. Jadeo aliviada y deseosa de más.

El italiano no esperaba que ella diera la iniciativa de todo, pero claro que estaba disfrutando bastante, ver como su bebé se movía tan deliciosamente sobre él, era la misma gloria.

—Hah... Leo... —Lo besó de forma hambrienta, rodeando su cuello con sus brazos. 

Moviéndose más rápido y luego despacio, enloqueciendo al hombre.

RETORCIDO CAPRICHO (Ese Es El Trato 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora