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Leonardo iba a su trabajo, de paso llevando a Alexa a su universidad.

Ambos estaban sentados juntos en el asiento trasero. Leonardo jugaba con los dedos de la menor, llevándose los deditos a su boca para mordisquearlos y después dejar un beso ahí.

Carlos estaba manejando, se rió al ver a su amigo de esa forma tan infantil. Lo que hace el amor se dijo a sí mismo.

—Ya llegamos, tortolos —avisó, para después bajar y abrir la puerta a Alexa.

—Gracias...

A lo lejos vio a Marta corriendo hacia ella para después abrazarla.

—Hola, nena... Oh. Hola... amm señor Santoro... —después diviso al otro hombre—. ¿Carlos?

—Hola preciosa... —dijo el nombrado, acercándose para después besarle la frente.

Alexa miró al italiano sorprendida, pero este solo le guiñó el ojo con una sonrisa.

—¿Ustedes se conocen? —preguntó Alexa.

—Por dentro y por fuera —respondió Marta.

—Oh... Marta... por favor. —Ellos solo se rieron de su reacción y se alejaron para despedirse o algo—. Sí que se conocen bien, hasta ya hicieron toda la cosa. Ahora se están besando —dijo al ver como su amiga y Carlos se estaban comiendo la boca mutuamente.

—Deberíamos hacer lo mismo —propuso Leonardo acariciando sus labios.

—No sé... —ella frunció el ceño al ver a unas mujeres cuchicheando y susurrando cosas acerca de lo guapo y sexy que era su italiano.

Agarró el cuello de la camisa de Leonardo y lo besó apasionadamente, haciéndolo gemir de satisfacción. Él la tomó del cuello e introdujo su lengua, profundizando el beso, ahora era el turno de Alexa en gemir de placer.

Se separaron con un chasquido obsceno. Alexa miró de reojo a las mujeres, y estas estaban con la boca abierta y parecían enojadas, salieron corriendo enfurradas. Alexa sonrió triunfal.

Leonardo se dio cuenta y sonrió.

—Celosa, ¿mmm? —dijo en tono coqueto.

—Eres mío —siseó sonriendo.

—Soy tuyo en cuerpo y alma. —Alexa le mordió el labio inferior con descaro.

—Muy bien, hay que irnos antes de que se termines desnudando aquí —dijo Carlos con los labios inchados y rojos.
Marta que estaba a su lado, sonriendo pícara.

Se despidieron, y ahora Alexa y Marta estaban entrando a sus clases. Su amiga le daría una explicación de cómo se conocieron con lujos y detalles.

Después de sus clases, a Alexa le llegó la notificación del medico que la atendió la noche anterior. Leonardo le dio el número para cualquier emergencia.

—Oh... —suspiró al ver el mensaje.

—¿Qué es? —pregunto Marta, caminando junto a ella.

—Bueno... me acaban de enviar que el resultado del análisis está listo...

—¿Análisis? ¿Estabas enferma?.

—Sí... anoche tuve... un problema, y ahora veré si fue grave o no —respondió algo nerviosa.

—Oh, ya veo... Entonces ya te iras.

—Sí... Nos vemos.

Un chófer asignado por Leonardo la llevó a la casa, donde el médico ya la esperaba...

RETORCIDO CAPRICHO (Ese Es El Trato 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora