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A medida que el beso iba subiendo de tono, Leonardo metió sus manos debajo del polo para acariar su cintura, subiendo hasta llegar a sus pechos, donde las apretó suavemente, enviándole escalofríos al cuerpo de Alexa.

Le quitó la prenda superior, dejándola en interiores. Tepartió besos y mordidas por todo su cuello y pecho, atacando sus botoncitos, succionando y lamiendo, haciéndola jadear con placer.

Bajó sus besos hasta llegar a su suave vientre. Sonrió al saber que ahí se alojaba una pequeña criaturita hecha por ambos. Depositó besos llenos de amor, haciendo sonreír a la menor...

Siguió su camino hasta llegar a su intimidad, le quitó su ropa interior, y abrió sus piernas para besar sus muslos y mordisquear su suave piel.

Comenzó a besar su intimidad, haciéndola gemir, su cuerpo estaba más sensible de lo normal, cada caricia era una ola de placer.

—Ugh... umh... —sus piernas temblaban ligeramente, llevó sus manos hasta la cabeza del italiano, gimiendo y arqueandose ante un sonoro beso sobre su centro—. ¡Hah!...

Leonardo se levantó para desvestirse lentamente, dándole una especie de show striper a la menor, quien se rió al ver su expresión coqueta.

—Mmm... bailame papi... —Leonardo se carcajeó, subiéndose a la cama, ya desnudo.

—Quizás en otro momento... ahora quiero estar dentro de ti... —se posicionó entre sus piernas—. Nena, me haces... tan feliz... —gimió al entrar en su suavidad.

Alexa sonrió feliz, lo abrazó por el cuello, dejando pequeños besos por toda la cara del italiano.

—También me haces muy feliz... muy feliz... ¡oh! —las embestidas comenzaron lentas.

Sei il meglio che posso avere. Il mio miglior regalo —susurró mientras movía sus caderas suavemente, adorándola—. Ti amo tanto amore mio.

Los ojos de Alexa se llenaron de lágrimas al escuchar sus palabras. Se abrazó más fuerte a él.

—Ngh... Anche io... —respondió temblorosamente.

Leonardo se estremeció y aceleró sus estocadas.

Unas embestidas más y Leonardo llegó al limite, continuó moviéndose hasta que Alexa también llegó con un gimoteo bajo. Sus movimientos se volvieron suaves hasta quedarse quieto.

—¿Cómo sabes... italiano? —preguntó en medio de su nube de placer.

—Mmm... estuve practicando...  —Leonardo volvió a moverse—. Aah...

—Te oyes tan sexy hablando así... —el movimiento sensual de sus caderas estaba haciendo enloquecer a Alexa—. Te amo tanto...

Adoró ver como el lindo rostro de Alexa se sonrojaba, y como su cuerpo se movía al ritmo de sus embestidas. Le haría el amor mil veces hasta llevarla al cielo y nunca bajarla de ahí.

Su bebé se merecía todo el amor, y él se encargaría de dársela.

...

Después de amarse por unas horas, ahora ambos estaban acostados, descansando.

Leonardo vio que Alexa tenía los ojos cerrados, pero no estaba dormida.

Él estaba feliz por su embarazo, pero... ¿ella también lo estaba?

—Bebé... —besó su hombro, volteándola un poco.

—¿Mmm?—tarareó ella, mirándolo fijamente.

—¿Cómo te sientes? ¿Estás feliz? —preguntó, mirándola a los ojos.

—¿A qué te refieres...?

RETORCIDO CAPRICHO (Ese Es El Trato 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora