22 - por favor...

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Leonardo estaba por volver a su lugar, pero unos de los inversionistas lo llevaron a presentarse con otros clientes, alejándolo de la mesa donde estaba Alexa.

Por eso, cuando terminó, se apresuró en volver, pero se confundió al no verla ahí.

Miró por los alrededores, y tampoco podía verla...

¿En dónde está?

Con calma llamó a su número, pero no contestó, ¿qué está pasando? Volvió a llamar, pero esta vez ya estaba apagado. Frunció el ceño, y comenzó a preocuparse.

—¿Pasa algo? —preguntó Francis al llegar a su lado—. Leonardo... —volvió a llamarlo al ver que no le prestaba atención.

—¿Dónde está Alexa? —le preguntó, mirándolo directo a los ojos—. Habla...

—Y ¿por qué me lo preguntas? Yo estuve contigo todo el tiempo, ¿cómo voy a saberlo? —dijo éste en tono indignado por la acusación.

Leonardo cerró los ojos, suspirando, debía mantener la calma, pero... esto no le estaba gustando para nada.

Ella no se iría sin decírselo, y ¿por que tendría su celular apagado?

—Espero que no me estés mintiendo Francis... —no confiaba del todo en él.

—Oye... ya me disculpé con ustedes, y juré que no volvería a comportarme como antes —dijo levantándo las manos en el aire.

—Ella no contesta, y ahora tiene el teléfono apagado...

—No debe de estar lejos Si quieres, puedo ayudarte a buscarla —ofreció su ayuda.

—¿Seguro? —preguntó no tan confiado de sus palabras.

—Así es, quiero demostrarle que de verdad  estoy arrepentido por lo del pasado...Puede que esté en los pacillos.

Leonardo asintió, sabía de lo curiosa que podía llegar a ser Alexa, y no le sorprendería encontrarla perdida entre los pasillos de la gran mansión.

Dándole su aprobación a Francis, comenzaron a buscarla.

Iba a agarrarla de los cachetes y regañarla con dulzura en cuando la encontrara.

Buscaron por todos lados e incluso preguntaron por ella, describiendo su apariencia física, pero nada. Solo le quedaba buscar su ubicación por GPS, no pensó que llegaría a eso.

Vio que la ubicación marcaba que estaba unas veinte cuadras de la mansión. La alarma se disparó en su cerebro.

—Me tengo que ir...

—¿La encontraste? —Leonardo asintió algo dudoso—. Te acompaño... no tengo nada mejor que hacer —dijo encogiendose de hombros. Leonardo solo asintió y se fueron en su coche.

Llegaron a donde marcaba el GPS, era una zona algo oculta, los edificios estaban abandonados.

Rápidamente bajó para buscarla... Francis bajó despacio, mirando los altos edificios con una mueca de desagrado.

Leonardo siguió el rastreador hasta encontrar su destino, que estaba dentro de uno de los edificios. Entró para llamar a Alexa, pero solo encontró su teléfono en una esquina.

Miró a los alrededores, y todo estaba vacío, sumido en silencio total, solo el sonido de sus pisadas y su respiración agitada.

—No hay nadie aquí, todo esto es un asco —dijo Francis, acercándose a Leonardo. Este se agachó para tomar el teléfono de la menor—. ¿Es de ella? —Leonardo asintió, apretando los labios.  

RETORCIDO CAPRICHO (Ese Es El Trato 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora