Habían pasado días desde que fui a visitar a Quackity. No había tenido el valor de seguir mandandole mensajes desde aquel beso, que si bien no había sido el primero que había dado, sin duda nunca lo iba a olvidar.Fui a mi revisión semanal al hospital, estaba en la sala de espera cuando mi celular vibró. Era él.
Quackity
Hola princesa, te intimidó
tanto mi beso que ya no
me hablas?- Princesa? - reí en voz baja
Yo
No señor, había estado
ocupadaQuackity
Ocuapada haciendo
nada?Yo
Así es señorQuackity
No me digas señor
me haces sentir viejoYo
Pues eso es lo
que eres, no?Quackity
Que graciosa saliste.
En fin, te hablaba porque
quería invitarte a una
fiesta en mi casa esta
noche, vienes?Yo
Claro que sí señorQuackity
Genial, te paso la
dirección en nada princesaY tontamente sonreí al leer esa última palabra. Quien diría que Big Q, Quackity de Las Nevadas, el temible y manipulador, lo tendría diciendome princesa a mi. De solo pensarlo me reí internamente.
Una vez tuve mi revisión médica salí directo a mi casa. Una vez llegué saqué mis llaves para abrir la puerta y encontrarme una nota de mi hermano que decía que había comida suficiente en el refrigerador, que estaría fuera unos días. No le tomé importancia y me dirigí a mi habitación para tomar un baño. Eran las 5:00 PM apenas, así que tenía tiempo para planear mi outfit. Como la fiesta es en casa de Quackity supuse que sería un evento formal, así que me puse mi único vestido negro que resaltaba algo mi delgada figura.
Me miré al espejo y por primera vez en mucho tiempo me sentía linda. Quizás era por el vestido, o porque había hecho mi maquillaje diferente, pero me gustó lo que estaba viendo. Tomé mis cosas y las puse en mi bolsa para salir de mi casa.
Pedí un taxi y le indiqué la dirección que Quackity me había mandado. Llegamos, le pagué y salí del auto mientras acomodaba mi vestido. Estaba algo nerviosa porque veía gente a mucha gente adinerada llegar en sus carros de lujo, con joyas y vestidos que probablemente costaban más que mi casa. Sin pensar más solo me adentré al jardín de aquella casa. Era enorme, a leguas se podía ver que Quackity era un hombre de dinero que después de todo era dueño del casino más famoso de la ciudad. Lo busqué con la mirada y pude verlo a lo lejos rodeado de gente, no lo quise interrumpir así que me senté en una mesa que estaba desocupada.
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Quackity's pov
Estaba ya harto de saludar gente que al final de todo solo venía a la fiesta por interés. Organicé esto como celebración del primer mes de Las Nevadas pero se tornó en una fiesta de relaciones políticas y eso no me gustaba nada. Miraba a mis alrededores para ver si ya había llegado Emma que era la única que me interesaba ver en estos momentos.
Y cuando menos me di cuenta ahí estaba ella, con un largo vestido negro pegado a su cuerpo, dejaba ver su pequeña cintura y sus anchas caderas. Me quedé admirandola un rato desde lejos mientras seguía platicando con las personas que tenía en frente.
- Permitanme un segundo - dije mientras caminaba directo a Emma
- Hola princesa, pensé que no llegarías - le sonrei
- Hola señor, lo siento pero me intimida este lugar - río
- Lo sé, hay demasiada gente importante que no pensaba invitar, por qué no vienes y te sientas conmigo?
- Q-qué? No! Lo pueden malinterpretar
- Y? - reí
- No quiero salir en revistas como tu supuesta novia, me acusarán
- En eso tienes razón, disfruta de la fiesta, vendré más tarde cuando me dejen en paz
- Nos vemos señor
Pasó la tarde y yo aburrida pensaba en irme pero sentí como alguien me tomó del brazo.
- A dónde vas princesa? - dijo Quackity
- Oh Quackity, pensaba en irme ya, no tengo nada más que hacer aquí
- Vamos, no te vayas aún, quédate
- Solo porque tú me lo pides
El resto de la noche la pasé junto a Quackity comiendo aquellos lujosos postres diminutos que sabían a gloria. Reíamos viendo a los hijos de políticos ligar con señoritas mucho más grandes que ellos. Hacían toda una escena que era digna de teatro.
Se daban las 11:40 cuando los invitados empezaban a irse. Acompañé a Quackity a despedirlos y cuando el último se retiró, tome mi bolso y me acerqué a él para despedirme.
- Gracias por invitarme, me divertí mucho - sonreí
- Ya te vas? quédate, no quieres terminar lo que empezamos la otra vez?
- D-de qué hablas? - dije viendo como Quackity se acercaba cada vez más a mi, eliminando la poca distancia que había entre nosotros
Estábamos a centímetros, podía sentir su respiración y su aliento. No pude resistirme más y esta vez fui yo la que juntó nuestros labios, saboreando un beso sabor a chocolate que cada vez se iba intensificando más.
- No puedo controlarme más Emma, necesito hacerte mia - dijo entre besos bajando sus manos de mi cintura a mi cadera pegando nuestros cuerpos.
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Las Nevadas
Fiksi PenggemarEmma Smith, una chica de apenas 18 años que sufría de leucemia desde los 12, que había pasado toda su adolescencia y probablemente su juventud también en una camilla de hospital por culpa de un cáncer que se le había diagnosticado a los 12. Había si...