Estaba escuchando música mientras caminaba por el supermercado, por lo que no estaba pendiente a lo que pasaba en mi alrededor. Solo me paré unos segundos a ver aquel chico de gorro, y sin haberlo previsto hicimos contacto visual. Me puse nerviosa ante su penetrante mirada y lo único que hice fue seguir mi camino cabeza abajo con cierto tono carmesí en mis mejillas.
Su rostro me recordaba a alguien, más no pude descrifrar a quien. Solo podía decir que era famoso o algo por el estilo. Una vez llegó a las cajas encontrándose con su madre.
- ¿Dónde estabas Emma? pensé que te habías perdido - dijo mientras ponía las compras en la caja.
- Solo fui a dar una vuelta - dije después de ayudarla a sacar todo del carrito.
Estaba agachada atando los cordones de mi teni cuando escuché una voz algo gruesa detrás de mi. Era aquel hombre de gorro que hablaba por teléfono mientras hacía la fila de la compra. Me paré inmediatamente del suelo y traté de verlo de reojo para ver si así recordaba quien era. Y claro, como podía olvidarlo si esta misma mañana lo había visto en mi celular. Era Quackity, Quackity de Las Nevadas.
El famoso dueño del casino estaba atendiendo una llamada justo detrás mia, no sé si estaba más nerviosa por saber quien era o por el contacto visual que había hecho minutos atrás.
Después de que mi madre terminara de pagar las compras me dispuse a ayudarla a acomodar todo en el carrito.
Y cuando menos me di cuenta tenía su mirada clavada en mi. ¿Qué tanto me veía? sentía su fuerte mirada poniéndome la piel chinita y dándome escalofríos. Se percató que yo también lo miraba de reojo y apartó su mirada de mi.Terminamos y salimos al estacionamiento para subirnos a la camioneta y dirigirnos a casa. Eso había sido extraño e insual. Quien diría que el mismisimo Quackity haría compras en un supermercado como cualquier simple mortal.
- ¿En qué rayos estoy pensando? - dije en voz baja.
Los rumores de la gente resultaban ser verdaderos; Quackity era realmente atractivo. Su cabello, su cuerpo bien formado, sus facciones y en la forma que se vestía, todo hacía que ninguna chica se pudiera resistir a él. Tenía una significativa cicatriz que iba desde su ojo derecho hasta la comisura de sus labios. Se podía notar que la cubría con maquillaje pero la marca aún quedaba ahí. ¿Cómo alguien podía hacerse una cicatriz así? pensé durante todo el camino.
- Llegamos - escuché a mi mamá decir sacándome de mis pensamientos.
Al entrar a casa pude sentir esa calidez que no tenía en el frio hospital. Ver colores en las paredes me llenaba, ya que siempre me rodeaban las mismas 4 paredes blancas. Ví como todo estaba en el mismo lugar que la última vez que vine, mis padres habían respetado eso desde que les dije que no me gustaban nada los cambios ya que me hacían sentir abrumada por pensar que me perdía de todo estando en el hospital.
- EMMAA!!! - gritó mi hermano mayor mientras se avalanzaba sobre mi.
- Espera, me asfixiarás - reí
- De verdad te extrañé, haces mucha falta en esta casa
- Ah sí? pues si fueras a visitarme más seguido no me extrañarías tanto- Lo siento pero odio los hospitales - dijo rascándose la nuca
Nos sentamos en la mesa para disgustar de la comida de mi madre. Su sazón era mi favorito. Estaba cansada de la comida insípida del hospital que aquellas milanesas que estaba comiendo me supieron a la mismísima gloria. Una vez terminamos recogimos todo.
- Que más quisiera yo que pasar todo el día contigo Emma pero debo regresar a trabajar - dijo mi madre acercándose a mi - quiero que salgas mínimo a que te dé el aire. Ten, comprate algo, tómalo como regalo de cumpleaños.
- Gracias ma, te quiero - dije recibiendo el dinero para después darle un abrazo.
- Nos vemos más tarde
- Adiós
Y ahora estaba yo y mi soledad en aquella casa. Mi hermano se había ido a un partido de fútbol al cual me invito pero me negué a ir porque el ambiente en los estadios siempre es un fastidio. No tenía nada que hacer. Recordé las palabras de mi madre y me dispuse a salir. No tenía el destino claro hasta que pasó por mi cabeza Las Nevadas.
Me cambié a ropa de noche. Una falda negra algo corta, que si en cualquier momento me descuidaba se me vería todo. Un top negro tipo corset que me encantaba porque hacía ver que tenía algo de tetas cuando en realidad no y por último unas bellas plataformas negras.
Me arregle un poco mi cabello descuidado y me dispuse a maquillarme. El maquillaje y yo estábamos peleados desde que tengo memoria, pero era un hobbie que tengo desde que es de las pocas cosas que puede hacer uno para divertirse en un jodido hospital.
Estaba lista así que tomé mis llaves y la puse en mi bolso junto al dinero que me había dado mi madre que no era poco.
Salí y tomé el primer taxi que encontré. Las Nevadas estaba algo retirado de mi casa, pero al final solo iba a conocer.
Llegamos después de 15 minutos de camino. Le pagué al conductor para después después bajarme y admirar aquella construcción. El edificio era enorme y tenía un cartel con el llamativo nombre de Las Nevadas en medio. Tenía decoraciones negras con rojo y detalles dorados. La estética era tal y como la de un casino.
Admiré un poco el lugar por fuera para después adentrarme al establecimiento. Nada más entrar me percaté de que estaba lleno de gente que para ser las 5:00 de la tarde, era algo poco común. Me senté en la barra y pude ver las mesas de poker y maquinetas repletas. Todos se divertían y se la pasaban bien así que porque yo no. Llegó el bar tender a preguntarme que qué me gustaría probar y yo ingenua pedí un vodka sin haber consumido alcohol en mi vida.
La adolescencia con leucemia es diferente, no sales a fiestas, no consumes alcohol. Nunca lo había probado en mis 18 años. Solo había tomado un trago de cerveza en mi vida así que esperaba que el vodka no me pegara fuerte.
Y para mi suerte, al primer trago sentí como el piso se movía y empezaba a sentirme eufórica. A los minutos ya estaba en la pista de baile besándome con una chica que apenas había hablado.
--------------
Quackity's pov
Salí de mi oficina con intención de irme a descansar a casa después de un día cansado. Eran ya las 8:00 y la gente seguía llegando. Estaba todo repleto de gente y que más aparte de gusto me podía dar aquella vista.
Caminé para pasar por una copa de vino a la barra antes de irme, sin antes observar la pista de baile y ver aquella chica que casualmente había visto en el supermercado.
Se veía hermosa, traía algo totalmente distinto que hace rato. Llevaba ropa más atrevida que dejaba ver su cuerpo delgado y su piel pálida. Pude notar que estaba borrachisima ya que apenas podía mantenerse en pie. Le dí un sorbo a mi copa e inesperadamente empezó a besarse apasionadamente con una chica. Aquella imagen me dejó boquiabierto. Las manos de la chica se posaron en aquelos muslos delgado y comenzaron a subir un poco más su falda. En mi mente pasaron imágenes mias haciendo lo mismo con ella, pero deje fantasear cuando alguien se acercó a mi.
-----------
Estaba disfrutando como nunca, genuinamente era la primer fiesta a la que asistía y probablemente la única en mucho tiempo. Llevaba solo 4 bebidas y me dispuse a ir por una quinta. Me acerqué a la barra y como pude pedí otro vodka para después sentir como todo se movía y caer rendida en la barra.

ESTÁS LEYENDO
Las Nevadas
FanfictionEmma Smith, una chica de apenas 18 años que sufría de leucemia desde los 12, que había pasado toda su adolescencia y probablemente su juventud también en una camilla de hospital por culpa de un cáncer que se le había diagnosticado a los 12. Había si...