Capítulo 10 · Jane con N

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Sterling

Estaba bastante cabreado.

Sabía de sobras a lo que nos ateníamos y todo el tema de la prensa sabíamos que estaría complicado. Eso podíamos controlarlo y tolerarlo. Sin embargo, lo que no tenía pensado tolerar eran las faltas de respeto hacia Jade. A mí me podían decir lo que les viniese en gana; ya estaba acostumbrado a esa mierda, había incluso estado sometido a los silbidos de un estadio entero. Pero Jade no, y tampoco debía acostumbrarse a ello. Cuando entré en Twitter la noche del partido y vi vídeos de un montón de Paparazzis siguiéndola hacia el coche y preguntando cosas indecentes como si estaba dispuesta a ser mi vigésimo plato del verano, que si estaba feliz en su nuevo puesto en la RHN (pero en un tono muy condescendiente y malintencionado, como insinuando que yo había sido el que la había puesto allí), y unas cuantas cosas más que me hicieron hervir la sangre.

Ella no me había comentado nada. Y eso aún me cabreaba más. Estábamos forjando una relación de confianza y respeto con la que me sentía muy cómodo, y pensé que me diría esas cosas, y más sabiendo que acabaría por saberlo.

Lo primero que hice al ver eso, fue retuitear con una respuesta el vídeo en el que se podían escuchar todas esas preguntas de mierda, que incluso le siguieron haciendo a gritos cuando hubo subido al taxi.

"Es sorprendente que os paguen por hacer preguntas de MIERDA. Venid y hacédmelas a mí."

Me controlé, pero no lo hice en Instagram.

―Hace dos días que lo hicimos público y ya os estáis pasando de la raya. Pensaba que éramos adultos, que teníamos dos dedos de frente. Sabíamos a lo que nos enfrentábamos, pero nadie merece esas faltas de respeto que habéis tenido con Jade. Me parece vergonzoso y estoy seguro al 100% que ella debe sentir un bochorno horrible al saber que compartís profesión. Preguntad lo que os salga de los bajos, pero no acoséis, no faltéis al respeto, porque no vais a conseguir nada. Y como he dicho ya, preguntadme a mí esas cosas. ¿Por qué no lo hacéis? Porque sabéis que Jade es demasiado buena para mandaros a la mierda, pero yo sí lo haré y de formas muy originales. A todo esto, por ahí alguien me ha dicho que puedo demandar por acoso, así que cuidado.

Lo último me lo había sacado de la manga, pero sí podía hacerlo. Ya me había informado antes de salir a la luz. Si el acoso era contínuo, podíamos demandarlos a todos y a tomar por culo. Sabía que con advertencias iban a calmarse, siempre lo hacían. Más que nada porque yo ya había demandado a un par de paparazzis que siguieron a mi hija. ¡A mi hija que por entonces tenía seis años! Gané. Y desde entonces habían tenido mucho cuidado conmigo, así que esperaba que lo tuvieran también con Jade, porque no les iba a pasar ni una sola.

El domingo por la mañana, el timbre de mi casa sonó y supe que era Jane. Mi hija.

Ya era casualidad que los nombres de mi hija y mi "novia" se parecieran tanto.

―¿Quién es? ―pregunté por el interfono, aunque la estaba viendo por la cámara. Ella saludó con una gran sonrisa.

―La reina de la casa, ¿quién va a ser?

―Oh, entonces eres Dominick.

―¡No! Soy Jane ―exclamó indignada y divertida a la vez.

―¡Oh! Jane, ¿mi hija?

―Claro, tonto.

―Entonces sí que te abro.

Escuché su risa cuando abrí la puerta y vi por la cámara cómo se despedía de su madre con la mano, que estaría dentro del coche esperando que ella entrara. En menos de un minuto, las puertas del ascensor se abrieron y apareció mi hija, tan rubia y tan guapa como siempre, con su maleta azul con el logo del club.

Fuera de juego ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora