Sterling
No solo había sido noticia mi celebración con Jade, también lo fue, por primera vez en mucho tiempo, mi gol. Entendía que el hecho de que un portero marcara un gol, era razón de noticia porque usualmente no ocurría; pero era sorprendente que no hubiera ni una sola palabra mala hacia mí, que todas las noticias alabaran mi trabajo.
Imagino que estaréis pensando que era normal, era algo que se debía hacer cuando alguien hacía su trabajo de forma correcta, ¿no? Yo llevaba años sin leer cosas buenas sobre mi trabajo en la prensa, salvo en dos o tres medios. La RHN, por ejemplo.
El miércoles, después de haber dejado a Jane en la escuela y de haber ido a la reunión de equipo postpartido, fui a casa de Jade. Sabía que estaba trabajando en su apartamento porque no le tocaba hacer ningún programa. No tenía ni la menor idea de si querría verme, porque dijo que quería tiempo. Sin embargo, me recibió de muy buenas formas el día anterior y quería asegurarme si lo había hecho a consciencia, o solo porque había gente a nuestro alrededor.
Llamé al timbre cuando llegué y procuré ponerme bien el gorro para, de alguna forma, ocultarme un poco. Ese día había gente en la calle. Solía estar muy poco concurrida por lo normal. La lucecita de la camarita se encendió y, todo seguido, la puerta emitió un zumbido que me indicó que la puerta se estaba abriendo, así que entré.
Al llegar al piso y salir del ascensor, vi la puerta del apartamento de Jade abierta.
―¿Hola? ―pregunté mientras cerraba la puerta a mi espalda.
―Aquí, aquí.
Apareció por el pasillo mientras se bajaba una sudadera ancha y grande, haciendo que le cubriera el trasero. Tenía el cabello mojado, por lo que supuse que acababa de salir de la ducha.
―Iba a llamarte más tarde ―comentó mientras me hacía un gesto con la cabeza para que fuéramos al salón. Allí, en la mesita, tenía una taza de café.
―¿Para qué?
―Imagino que para lo mismo que tú estás aquí...
―Creo que no tenemos las mismas razones ―sonreí de lado y me senté. Ella hizo lo mismo y se cruzó de piernas, mirándome curiosa.
―Dime...
―Yo quería... Quería que supieras que ayer, cuando vine a ti, no iba con la intención de aprovecharme de la situación y volver a tener ese tipo de contacto contigo. Fue a verte porque el cuerpo me pedía hacerlo y no quisiera que... ―Suspiré―. ¿Me besaste porque quisiste o porque había gente alrededor? No quiero que jamás hagas esto de forma obligada, porque...
―No.
―¿No?
―No pienses que te besé porque había gente o que lo hice de forma obligada. Lo hice porque quise, porque el corazón me lo pidió. Admito que si no hubiese estado tan eufórica, no lo habría hecho por orgullo. Pero me alegra haberlo hecho, Sterling.
Sonreí ampliamente sin poder aguantarlo y ella se rio por lo bajo antes de negar con la cabeza.
―Eso no quiere decir nada, Sterling.
―¿Por qué dices que me ibas a llamarme más tarde?
Cambié de tema de conversación porque no me sentía preparado para un rechazo. Otro, quiero decir. No era agradable.
―Por lo que vi hoy en la prensa... Pensé que quizá querrías hablar de ello.
―¿De qué? El gol fue...
―No, lo de tu ex mujer ―me interrumpió.
―¿Cómo?
―No lo has visto ―murmuró sorprendida mientras alcanzaba su móvil.
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Fuera de juego ©
RomanceSterling Abbey está en guerra con la prensa; está cansado de que su vida privada sea más relevante que su carrera futbolística. ¡Es el mejor portero de Europa! Y aún así, cada semana es portada en todos los medios digitales por ser visto con alguna...