[✐]Capítulo 21

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『Minho』



—¿A dónde te gustaría ir? — le pregunté a Félix tan pronto comencé a conducir.

—¿Vives solo?

—Sí.

—¿Podrías llevarme a conocer tu departamento?

—Está bien.

—¡Gracias!

—No hay nada que agradecer— le dije tras mostrarle una radiante sonrisa que me correspondió de la misma manera.








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Tan pronto entramos al departamento, Félix no dudó en recorrer el lugar con la mirada como si estuviera intentando grabarse todo lo que hay y eso me pareció extraño, pero no dije nada al respecto porque no quiero hacerlo sentir incómodo.

—¿Te gustaría pedir algo para comer? — le pregunté tan pronto tomé asiento en el sillón.

Félix me miró y no dudó en caminar hacia mí para proceder a tomar asiento a mi lado derecho.

—No realmente— admitió y después acercó su rostro hasta el mío para unir nuestros labios en un delicado, suave y tierno beso que acepté gustosamente. —Me gustaría hacer algo diferente a eso— susurró tan pronto dejó en libertad mis labios.

Nuestras miradas se encontraron y entendí a la perfección lo que estaba pidiendo sin siquiera decirlo en voz alta.

—¿Estás completamente seguro? ¿No crees que es muy pronto?

—No, no es muy pronto— aseguró.

Decidimos ir directamente a mi habitación para proceder con el siguiente movimiento que consta en estar completamente desnudos y no pude evitar admirar el magnífico cuerpo de Félix que es bastante atractivo.

Lo lancé sobre la cama y fui directamente hacia su pene para llevarlo a mi boca y Félix gimió por lo alto al sentir el caliente contacto; empecé a lamer su pene con bastante necesidad, hacia arriba por un lado y abajo por el otro. Los gemidos y gruñidos de Félix me causaron que perdiera el control por completo y mi erección fue más evidente.

Con una mano procedí a acariciar suavemente el arrugado agujero del pelirrubio que se retorció a causa del placer que lo inundó. Puedo sentir perfectamente cada vez que se estremece cuando mi dedo lo rozaba; llevé mi dedo a la boca, lo lamí y suavemente presioné el agujero de Félix, un poco cada vez hasta que estuvo dentro hasta mi nudillo. 

Félix no paraba de gemir, agitarse y temblar mientras disfrutaba del momento. Estoy seguro que en cualquier segundo se correrá y es lo que exactamente quiero. Llevé de nuevo mi boca a su pene y proseguí con las lamidas y al mismo tiempo, metía y sacaba mi dedo en su agujero. Y de pronto, Félix se corrió y no dudé en esparcir ese líquido blanco por el agujero del pelirrubio para empujar un poco más mi dedo en su interior.

—¿Estás completamente seguro sobre esto? — le volví a preguntar mientras me colocaba un condón.

Félix asintió con la cabeza y decidí proseguir.

Arrodillado entre los muslos del pelirrubio, levanté su trasero, acomodé mi pene en la apretada y pequeña entrada frente a mí. Lo miré fijamente y evité con todas mis fuerzas besarlo puesto que no es momento para eso. Las manos de Félix se están aferrando a las sabanas a cada lado de su cabeza mientras espera con paciencia por mí; sus ojos se encuentran cerrados, su boca abierta y una serie de gemidos continúan escapándose de sus labios.

—Abre tus ojos, bebé— le pedí —Quiero verte cuando te tome.

Félix abrió los ojos y su mirada se encontró con la mía.

—¿Quieres que te haga mío, Félix?

—Sí— murmuró.

Lentamente empujé mi miembro en su interior y disfruté al máximo la sensación. —Dios mío, estás tan apretado— no pude evitar decir. Entrando profundamente hasta mis bolas, luché por no ir demasiado rápido para no lastimarlo porque no me gustaría hacerlo ya que es un momento de satisfacción.

Finalmente escuché a Félix suspirar después de pedirme que continuara, así que, comencé a mover mis caderas lentamente, empujándome dentro del apretado agujero de pelirrubio sin dejar de sostener mi mirada de la suya.

—¿Te estoy lastimando?

—No— respondió.

Podía sentir perfectamente cómo se estaba formando mi orgasmo por lo que procedí a aumentar un poco más el ritmo de mis empujes, sintiendo los músculos del interior de Félix apretándose alrededor de mi miembro. Félix cerró sus ojos y gritó mientras se corría, cubriendo el abdomen con su semen.

—Eres jodidamente perfecto, Félix— dije mientras empujaba de nuevo, liberándome dentro del hermoso hombre que se encuentra debajo mío. Con su pecho jadeando, el pelirrubio colapsó, así que, salí de su cuerpo.

Fui directamente al sanitario y traje papel para limpiar a Félix puesto que no podía dejarlo así y antes de salir de la habitación, me incliné y besé a Félix en la cabeza. Quería quedarme a su lado y acurrucarme, dormir con sus brazos a mi alrededor, pero desafortunadamente eso nunca va a suceder, así que, lo mejor será ir a la sala para despejar un poco su mente para evitar cometer una tontería. O, mejor dicho, para evitar cometer otra tontería.

—¿A dónde vas, Minho? — me preguntó somnoliento.

—Te dejaré descansar.

—¿Por qué no te quedas conmigo?

—Está bien. Lo haré.

𝓑𝓪𝓭 𝓛𝓾𝓬𝓴 🦋 𝓶𝓲𝓷𝓵𝓲𝔁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora