Capítulo 2| Atención.

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•🧡🧡🧡•

AREN.

—Y-yo... soy Skaylar... —escucho la voz de la chica pelirroja que tengo enfrente mío, mirándome con cautela.

¿Qué demonios me había pasado? Y lo más importante ¿Cómo es que terminé en el departamento de la nueva vecina de Adam?

Mi cabeza tenía pequeños recuerdos de como logré llegar hasta aquí, pero no más que eso; recuerdo que aquella chica de cabellera roja me abrió la puerta y después mi vista se nubló, y simplemente me desmayé.

Me dolía horrores todo el cuerpo y sentía una fuerte punzada en la cabeza. Esa pelea fue más de lo que esperé, me arriesgué demasiado, y todo acabó como acabó.

Conmigo en un estado totalmente penoso y mi rostro con moretones recientes, por dejar que aquel imbécil me golpeara demás. Fui un fracaso. No sé en qué estaba pensando en él momento de la pelea, solo no estaba allí y Gareth me advirtió sobre las consecuencias de ese torneo.

Vuelvo hacía el presente y me reincorporó en el sofá, hasta que hago el amague de levantarme, pero siento todo mi cuerpo pesado y caigo de nuevo en el lugar.

Genial.

—Quédate quieto, por favor. Tienes muchos golpes. — su voz es dulce, igual que..., no, otra vez no.

Levanto la vista hacia donde está la chica en cuestión y debo de admitir que es hermosa, irradia luz y problemas por todos lados.

Sabía que si venía mucho por estos lados, me la cruzaría, ademas de que Adam hace unos días me comentó que es nueva en la ciudad y, por lo tanto en el departamento también. Eso me confirma la pocas cosas que tiene y aquellas cajas que se encuentran dispersas por el pequeño living.

Desvió mi mirada de ella y la centro en su pequeña bola de pelos, que si no mal recuerdo se trepó encima mio; lamiendome la cara con su lengua.

—Tienes suerte que me gusten los perros, pelirroja. —rompo el silencio y suelto lo primero que se me cruza por la cabeza.

Ella primero mira a su perro y luego posa sus intensos ojos verdes en mí.

—Ya te dije que mi nombre es Skaylar — me dice con énfasis, cruzándose de brazos y resaltando su busto.

Mi mirada sin querer se escapa hacia esa zona y de paso hago un recorrido completo de su esbelto cuerpo, provocando que ella haga una mueca y me fulmine con su mirada.

—Oye idiota, mi mirada está aquí, eh.

—Lo sé. — respondo con arrogancia incluida.

La tal Skaylar rueda los ojos y se va, dejándome solo en la sala, para luego volver con una compresa de frijoles fría en sus manos.

—Ten —me entrega la compresa. —, pontelo y espera calladito ahí, hasta que venga tu amigo al rescate.

Me pongo la compresa como me pidió y me quedo callado, no quería que aquella chica contestona me hiciera preguntas que no debía, así que espero hasta que el imbécil de Adam venga.

Igualmente algo en mi cabeza no me dejaba tranquilo, así que rompo mi pacto de silencio y le pregunto lo siguiente a la tal Skaylar:

-¿Cómo sabes que mi amigo vendrá por mí? - hasta donde sabía Adam no la conocía personalmente y no habían cruzado palabras desde que se mudó.

Un Lugar En Dónde Tú Y Yo Podamos Respirar. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora