•🧡🧡🧡•
Skaylar
Cuándo salimos ya era de noche.
Solo se escuchaba el ruido de los autos pasar y yo simplemente observaba las pocas personas que andaban por la calle a estas horas.
Podía sentir sus pisadas detrás mío y la sensación de tener su mirada en mí nuca.
Más vale no estar viendo otra cosa, o lo mataré.
No me hacía nada de gracia tener que volverme con él. Mi disgusto se notaba a kilómetros y el de Aren también, irónico, porque yo debería ser la que esté molesta con toda la situación.
Cuándo Margaret le pidió a él que volvamos juntos, quería salir huyendo del gimnasio, no sabía que ella iba a pedírselo cuando lo llamó hace un rato. Y sinceramente esperé que dijera que no, que se negara, pero eso jamás sucedió.
Me sorprendió bastante, no les mentiré, pero eso no quitaba que necesitara su compañía para volver a casa.
Se había comportado como un completo idiota conmigo, y yo no le había hecho nada. Estaba claro que encontrarnos hoy en el gimnasio, fue de pura casualidad, ¿Qué iba a saber yo que él señorito entrenaba ahí? Era prácticamente imposible, pero él insinuó que yo lo estaba siguiendo.
Por favor, ni que fuera una acosadora.
Sigo caminando molesta por todo lo que pasó en mi primer dia de trabajo, hasta que en una esquina me resbaló, con un charco de agua, que no vi. Entonces, esperé el impacto, sin embargo nunca llegó, ya que unos brazos fuertes me sostuvieron y evitaron mi caída.
-¿Puedes mirar por dónde caminas, pelirroja? - gruñó Aren, con molestia.
No pude responder.
Estaba ocupada viendo sus ojos negros, sin brillo, y la manera en la que me sostenía.
Sentí esa pequeña electricidad en mi cuerpo y me asustaba, porque el contacto físico con las personas se me dificultaba un poco, porque me recordaba a...
No. No es el momento de pensar en eso.
-¿Y bien dirás algo? ¿O tengo que esperar a que dejes de mirarme?
-¿Siempre eres así de odioso? - me suelto de su agarre abruptamente y, continuo con mi camino.
-Por lo general soy un encanto, no como otras personas... - escucho su voz rasposa, responderme.
Me detengo en seco y controlo toda la rabia que tengo acumulada, para girarme y verlo de frente.
-¿Qué es lo que quieres decir? - me cruzo de brazos, aguantando el enojo.
-Solo sigue caminado, ¿Quieres? No estoy de humor.
-¿Y cuándo lo estás? Desde que te conocí no haces más que evitarme, y ser grosero conmigo... - ya no podía más con este tironeo constante entre ambos.
Se queda callado y tensa la mandíbula; como si no quisiera entrar en esta conversación.
Lastima, pero yo si.
-Te escucho. - me cruzo de brazos y lo miro. - Puedo quedarme aquí toda la jodida noche y esperar una respuesta coherente.
-Entonces, sigue esperándola. Yo ya me largo. - me esquiva y empieza a caminar lejos de mí.
¿Es que era tan complicado hablar como dos personas civilizadas? No, claro que no. Él tenía que huir, como siempre hace desde que lo conocí.
Jamás había conocido a una persona que fuera tan complicada, con tantas incógnitas y sobre todo con un temperamento tan difícil de tratar.
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Un Lugar En Dónde Tú Y Yo Podamos Respirar. [+18]
RomantizmElla era el atardecer. Él era el anochecer. Ella era alegría y tranquilidad. Él era tristeza y sequedad. Ella era habladora y le gustaba mucho los libros de romance. Él era observador y odiaba los libros de romance. Estaba claro que ellos eran polo...