🍂C A P Í T U L O 36 "El ultimo latido" 🍂

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M E R I D A

El tiempo ha pasado, llegan las épocas navideñas pero no solo eso, la salud de mi mejor amiga decae cada vez más tanto así que su piel se volvió más pálida que un cadaver, su fuerza desapareció tanto que ya ni si quiera puede jugar con sus sobrinos. La observo ayudando a desenredar las luces para el árbol de navidad.

—¿Cómo mierda se les hace un nudo tan difícil? ¿Ya pudieron hacer algo niños?

—No tia, ya me amarre las manos con ellas.

Suelto una pequeña risa ante el rostro molesto de Mikaela pero luego sonríe ayudando a mi hijo a sacar sus manos, empieza a toser mucho y yo me acerco a ella para asegurarme de que esté bien.

—¿Ya fuiste a ver a un médico?— le digo mientras acaricio su espalda.

—No lo necesito Merida, estaré bien seguro es solo una fiebre de temporada.

Se levanta dejándome sola con mis hijos, tengo una extraña sensación en el pecho, desde que vi a Sasha en unos de mis sueños estoy algo paranoica, siento que algo malo ocurrirá.

"—Pronto nos volveremos a ver Merida, y en cada uno de los universos siempre me enamoraré de ti."

Esas fueron sus palabras, las cuales me dejaron con las ganas de querer que se quedara conmigo para siempre en ese sueño.

—¿Me estás escuchando pelos de zanahoria?

La voz de mi cuñada me saca de mis pensamientos, la veo de pie en la entrada de mi casa con su gabardina puesta.

Me levanto y me acerco a ella —¿A donde vas? ¿No esperaras a Aizawa?

—No— niega con la cabeza —Debo hacer una cosa, por favor no le digas nada.

Me da un fuerte abrazo y un beso en la cabeza antes de irse, pero se detiene y me voltea a ver una última vez con una cálida sonrisa en sus labios.

—Cuida a mis sobrinos y se feliz por favor.

Sin mas ella se va dejándome con muchas dudas en mi cabeza, no se que le está pasando pero mi corazón está muy acelerado y mi nerviosismo aumenta tanto.

M I K A E L A

"—Ya es hora..."

Esa voz me tiene harta desde hace horas, aún no he podido despedirme de todo mundo y no me iré sin antes decirle unas palabras a las personas más importantes en mi vida. Toco la puerta de la casa de Endeavor y este sale sorprendido de verme.

—¿Qué te trae por aquí niña? ¿Problemas con tu novio?

Ruedo los ojos —Solo vine a desearte una feliz celebración navideña llamitas.

—Es extraño viniendo de ti ¿acaso te vas a morir?

Me pongo tensa y nerviosa ante su comentario pero solo logro disimular riéndome, mierda si supiera que sus palabras tienen verdad.

—Solo cuídate Endeavor, búscate una esposa o lo que sea pero no te quedes solo me darías muchas lástima.

Sin mas le doy un golpe en su hombro y me voy despidiéndome con un movimiento de mano, listo ahora solo falta All Might para al final dejar a Shota, un ataque de tos invade mi garganta y pulmones me cubro con la palma de la mano la boca para no esparcir saliva por todos lados y cuando pasa el ataque despego la palma observando asustada la sangre qué hay en ella. No me queda mucho tiempo debo apresurarme.

Llego tocando con fuerza y casi desesperación la puerta del esqueleto, este sale observándome con asombro.

—No hables viejo, solo vengo a decirte que te agradezco por lo que hiciste por mi en su momento— le pongo mi mano en su pecho —Te deseo una larga vida, nunca cambies y recuerda que te quiero.

Mis ojos se llenan de lágrimas y sin mas que decir me voy, ahora sigue mi Shota, camino a toda prisa pero siento como me voy debilitando poco a poco siento que no voy a poder llegar a tiempo. Miro a mi alrededor y algo en ese edificio llama mi atención así que decido subir hasta llegar a la azotea de este.

La helada brisa de invierno toca mi cara provocándome escalofríos, pero siento enorme paz en mi corazón.

—Creo que llegó la hora...

Avanzó hasta llegar al borde donde veo lo pequeña que es la gente desde esta altura.

—¡Mikaela!

Me volteo encontrándome con Shota, este se me acerca tomando mi cara con su mano.

—¿Qué estás haciendo aquí? Está haciendo frío podrías enfermarte.

Sonrío acariciado su barbilla con la punta de mis dedos —Más de lo que ya estoy lo creo, Shota yo voy a morir.

Su cara palidece —No... no digas eso Mikaela por favor sin ti yo me muero.

Las lágrimas salen resbalan por mi cara, mis manos tocan su cara —Debes seguir con tu vida por mi, me dolería ver cómo te derrumbas.

Siento una punzada de dolor en mi corazón me sostengo el pecho como si fuera caerse en pedazos, escucho mi último latido y miro a ml amor de mi vida.

—Shota...

A I Z A W A

—Shota...

Mikaela cae al vacío y yo me lanzo para sostenerla, siento como se aleja de mi solo su mano puedo alcanzar con la punta de mis dedos hasta que logro agarrarla y rodearla con mi cuerpo, con mis vendas logro que lleguemos a otro edificio. Me siento en el suelo con el cuerpo de mi mujer en brazos, la llamo pero solo veo sus ojos abiertos sin vida.

Sollozo mientras trato de reanimarla —Mikaela por favor no te vayas no me hagas esto amor por favor... te lo suplico.

No reacciono y lo que hago es darle pequeñas bofetadas —¡Mikaela no bromees! ¡Mikaela Ortega despierta!

Lágrimas mojan su rostro pálido, la abrazo con fuerza pegándola más a mi cuerpo, siento los copos de nieve caer y mojarme la ropa pero lo único que me importa es trata de hacer que ella vuelva.

—¡Mikaela por favor no me dejes! ¡Dios...!— miro al suelo llorando con fuerza —¡El amor de mi vida! ¡No te vayas por favor Mikaela!

M E R I D A

Present Mic viene corriendo hacia mi con un rostro que me llena de preocupación que me paraliza todo el cuerpo y hace que los latidos de mi corazón se aceleren.

—Amor ¿qué pasa?

—Es Mikaela... Ella ha...

Pronuncia las peores palabras del mundo y yo me derrumbo cayendo al suelo atónita por lo que acaba de ocurrir.

—No ella no Dios mío...

𝐋𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨| 𝐀𝐢𝐳𝐚𝐰𝐚 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora