Sólo a ella | #PGP2024

Décima sesión con el doctor Cantú

El lunes por la mañana, Mauricio llega al ala de ortopedia y traumatología más temprano de lo normal. Una paciente de horario regular canceló su cita y ahora él tiene un bloque de tiempo libre en sus manos.

Emocionado por el pequeño avance del sábado anterior con Eva, tiene la esperanza de poder fortalecer el lazo de comunicación que han establecido.

—¿Hay alguien con Eva de los Llanos? —Le pregunta a la enfermera en turno, tomando la bitácora de registro de visitantes.

—Esa pobre muchacha no recibe visitas nunca —responde Berta, que ya es una mujer mayor, con lástima—. Los únicos que vienen en ocasiones son su hermano, y una muchacha: Ana. Pero de ahí en fuera... —La mujer hace una mueca y niega con la cabeza sin terminar su frase.

—¿Nadie? ¿Ni sus padres?

La enfermera hace la mueca más pronunciada y vuelve a negar con la cabeza.

Mauricio deja la bitácora de registro sobre el mostrador. Intrigado con esta nueva información, comienza a planear las preguntas que le hará a Eva.

—Buenos días —dice Mauricio cuando por fin está frente a su paciente, haciendo una pausa mientras encuentra la forma menos agresiva de abordar el tema que le interesa.

—¡Doc! ¿Qué le trae por aquí tan temprano? —pregunta ella, y continúa en una lucha encarnizada contra sus almohadas, intentando colocarlas en una posición más cómoda, usando únicamente su mano sana, mientras sostiene la derecha en el aire.

—Tuve una cancelación, así que decidí venir a ver si tenías ánimos de continuar con nuestra conversación —responde Mauricio, debatiéndose entre acercarse a ayudarla o no.

Eva deja las almohadas en paz y asiente sin decir nada.

—Pero antes de retomar el relato sobre Camilo, me gustaría que me hablaras un poco sobre tu familia.

—¿Mi familia? —Eva suspira, baja la mirada—. Pues ya qué, supongo que tarde o temprano le tengo que hablar sobre ellos.

Eva le pega un último codazo a su almohada y se apoya lo mejor que puede antes de comenzar.