Pelea

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El llanto de Sofie se escuchó en toda la casa, ambos cerraron un momento los ojos, el primero en abrirlos y correr hacia la bebé fue Louis. De nuevo estaban en la cocina con el extractor de humo.

—Tommo, no demasiado cerca, alájala alfa estúpido.

Harry estaba enojado y jalando del brazo a Louis, quien "imitaba" lo que Amy había hecho momentos antes. Solo que en lugar de replicarlo, lo estaba haciendo a su manera y se negaba a escuchar al omega.

—Ella la sostuvo en sus brazos y la mecía suavemente—decía mientras fingía tener un bebé en sus brazos–así la vas a asustar.

—De qué demonios hablas, estoy haciendo lo mismo que ella.

—¡Entonces dime por qué no funciona!

—¿Sabes? Estoy harto, daremos un paseo.

—Tommo, es media noche.

—¿Se te ocurre una idea mejor?

—No, pero ¿salir a esta hora?

—Harry, sube tu trasero a la camioneta o me iré sin ti.

Mientras Louis ponía a Sofie en su sillita, Harry ocupó el asiento a lado de ella con una pañalera y el peluche de pato. Los gritos y lágrimas seguían sin detenerse.

—Shh, silencio Sof, daremos un paseo.

—Así es, vamos cariño, una vuelta a la manzana.

La vuelta a la manzana se convirtió en 2 y luego en 3, y terminó cuando el tanque estaba vacío y el sol empezaba a salir. Habían pasado la madrugada afuera. Eran cerca de las 6 de la mañana cuando un muy cansado y somnoliento Louis aparcó la camioneta, miró por el espejo retrovisor y vio a una Sofie que daba pataditas al aire con un biberon en la mano, totalmente despierta a diferencia del omega a su lado, el cual estaba apoyado contra la sillita con los labios ligeramente abiertos, rizos revueltos y el pato de peluche a punto de caer de sus manos.

El alfa bajó del auto y sin ninguna consideración sacudió fuertemente al omega.

—Harry, despierta.

—¿Qué? ¿Qué pasó?

—Llegamos, baja o quédate ahí, no lo sé, me da igual.

Tomó a Sofie y se encaminó a la casa dejando atrás a un Harry que luchaba por mantener los ojos abiertos.

Bastó un baño caliente para que Harry recuperará la noción del día.

Al alfa le tomó dos tazas de café y una cerveza.

Era turno de Louis. Así que Harry tomó su bolso y organizó todo lo que necesitaría, se enfundó en un traje completamente blanco, peinó y acomodó sus rizos, se colocó varios de sus anillos favoritos, tomó unos lentes para disimular sus ojeras y bajó a la sala para decirle a Louis que ya se iba.

Estaba al pie de las escaleras cuando el alfa lo abordó emocionado.

—¡Harry, no me lo vas a creer! Me llamaron, me llamaron del trabajo, tengo una oportunidad para ser director general ¡en el juego de hoy!

—Oh, wow, qué genial—dijo sin emoción alguna y avanzando hacia la puerta—me voy, llegaré a las 7:30.

—¡¿Qué?! No puedes irte, qué pasará con Sofie?

—Te lo mencioné varias veces esta semana.

—No, no, no dijiste nada.

—¿A caso no escuchas a los omegas que NO se acuestan contigo? Claro que te lo dije, tengo un evento, no puedo faltar, ya fue mucho dejar a James solo con los prepativos.

Bajo el mismo techo: LARRY OMEGAVERSE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora