Primer día de clases, bueno primer día de clases como profesora. Angie había terminado su doctorado hacia solamente unos meses, cuando desde una de las universidades más prestigiosas y en la cual había estudiado, la llamaron para ofrecerle un puesto de trabajo. Con mucho entusiasmo lo había aceptado, no era común que necesitaran profesores de física a mitad de año y no dejaría pasar la oportunidad. Si bien había estado trabajando para otras universidades, nunca había dado clases. En unas horas se presentaría ante sus alumnos, no podía dejar de preguntarse como sería. ¿Podría controlar un salón lleno de chicos? Si bien las edades de sus alumnos rondaban los 18 y 20 años, sabía que podían comportarse como unos auténticos pubers o incluso niños. Angie con sus 25 años, no aparentaba más que 20 por lo que ya tenía claro que debía imponer su carácter si deseaba obtener el respeto que correspondía.
M- Suerte, no te preocupes que no va a ser tan horrible como te lo imaginas.
Le había susurrado su mejor amiga y vecina, Micaela. Angie le sonrió en respuesta e inhaló hondo.
A- Espero lo mismo, Mica. ¡Gracias!
El viaje no duró más que quince minutos, al llegar a la universidad miles de recuerdos llegaron a su mente. Estudiar allí había sido realmente bueno y agradecía poder haberse llevado tan buenos amigos. Angie caminó por el largo pasillo y al llegar a la sala de profesores tocó a la puerta, nuevamente respiró profundo y esperó. Estaba nerviosa, podía admitirlo.
K- ¿Angie Velasco? -Preguntó un joven que no tendría más que su edad mientras la miraba sonriendo.
A- Hola... sí soy Angie. -Respondio la chica con una sonrisa.
K- Angie, pasa. Te estaba esperando, soy Kevin. ¡Bienvenida!
A- Gracias, Kevin.
K- Ellos son Dan y Sofía. -Exclamo Kevin animado mientras señalaba a dos chicos jóvenes que de inmediato se acercaron a saludarla.
K- El resto de los profesores ya se fue a su salón, les gusta ser más que puntuales. -Kevin puso los ojos en blanco y Angie se permitió reir levemente. Decidió que aunque el chico no paraba de hablar, le caía bien.
A- Se que tengo clase ahora, ¿podrías decirme en qué salón?
K- Claro, incluso puedo llevarte.
A- No te preocupes, gracias. Conozco el lugar.
K- Claro, casi olvido que estudiaste acá. -Habló Kevin mientras buscaba en una de las planillas y de inmediato agregó.
K- Angie Velasco, Física Básica, salón 20-B.
A- Perfecto, muchas gracias Kevin.
K- No es nada, voy a estar acá si necesitas algo.
Angie le sonrió al chico y salió de allí para dirigirse a su salón, aún tenía cinco minutos para no llegar tarde. El lugar estaba repleto de gente, los había apurados y demasiado lentos, recordó con nostalgia su tiempo allí y lo fácil que era todo. Bueno casi todo, la universidad siempre había sido su salida, lo que la había mantenido conectada incluso cuando todo se había vuelto oscuro luego de la muerte de sus padres. Suspiró y se adentró en el salón, quería organizarse allí antes de que los estudiantes llegaran. Tarde, pensó cuando vió que la mitad del salón ya estaba ocupado.
A- Buen día, chicos. -Exclamó Angie y llamó la atención de las personas que también saludaron antes de volver a sus asuntos.
Angie tomó asiento y organizo sus materiales, sacó la planilla de asistencia y miró luego la hora. Aún faltaban dos minutos para que el timbre sonara. Observó entonces a sus alumnos, para su suerte el salón no era muy extenso y podía visualizar a casi todas las personas presentes, jóvenes, muy jóvenes, pensó.