|Uno|

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Una semana después de volver de su viaje, Brisa estaba sentada junto a Lourdes en la universidad, escuchando como el nuevo profesor de física se confundía con sus propias palabras y no lograba explicar nada de forma clara.

B-No entiendo por qué no me responde, dijo que íbamos a poder seguir hablando. -Susurró Brisa mientras sostenía el teléfono en sus manos y sus mensajes aparecían como entregados. Lourdes miraba el teléfono con su ceño fruncido y realmente enojada con Angie, por el hecho de que estuviera haciéndole esto a su amiga.

L-No se, Bri. Yo tampoco la entiendo, debería de cumplir con lo que prometió. -Brisa asintió con la cabeza y guardó su teléfono.

Un mes después de volver de su viaje, Brisa seguía escribiéndole a Angie, pero ahora sus mensajes no eran entregados.

M-Definitivamente es una idiota, ¡no puedo creer! -Exclamó Martina cuando Brisa le mostró su teléfono.

M-Tenes que olvidarte de ella, vas a encontrar a alguien mejor. -Brisa se mantuvo en silencio solo tratando de no comenzar a llorar, como lo había hecho casi todo el mes anterior.

Un año después de volver de su viaje, Brisa tuvo su primera cita gracias a la insistencia de sus amigas. Si bien se divirtió, la chica no era Angie, por lo que no pasó nada más. Solo intentó una y otra vez, pero finalmente dejó de esforzarse. Aún la esperaba.

Tres años después de volver de su viaje, Brisa se mudaba a otra ciudad. Con 23 años y su título de ingeniera que tanto le había costado conseguir. Ya no pensaba cada día en Angie, pero algunas noches al recostarse, aún la pensaba.

Mucho había pasado los últimos años, Brisa había terminado su carrera con honores, había conseguido trabajo en una prestigiosa empresa y comenzaría a la mañana siguiente. Había construido y también terminado la primera relación que había forjado después de Angie. Julieta había estado en su vida casi un año, y aunque llegó a quererla, no sentía que aquello pudiera tener algún futuro.

Sus amigas, Martina y Lourdes, la apoyaban en cada decisión, aunque a Martina le costaba más entender como una relación de pocos meses la había afectado tanto. Y es que ni ella lo podía entender, pero tampoco trataba de hacerlo.

Ya no esperaba que Angie volviera a su vida, tampoco creía obtener respuestas y había hecho las paces con eso.

Brisa llegaba a su nuevo apartamento, era pequeño pero cómodo para una sola persona y ella no necesitaba más. Lo había alquilado amueblado para no tener que perder tiempo en comprar uno a uno los muebles, pero en cuanto entró con nada más que dos maletas, se arrepintió un poco al observar el lugar y deseó haber podido elegir otro sofá.

Abrió todas las ventanas y llevo las maletas a la habitación, en tanto revisaba que todo estuviera y funcionara bien.

Se había mudado para poder tomar un cargo de investigación, no había podido rechazar el empleo al saber que una oportunidad como esta no se presenta todos los días, aunque tuviera que cambiar prácticamente casi toda su vida. Se encontraba en una ciudad que conocía poco y en la cual no tenía amigos ni familia, estar lejos de sus amigas sería su mayor desafío. 

Debía trabajar a la mañana siguiente, por lo que luego de darse una ducha, trató de conciliar el sueño temprano. Tardó más de lo esperado, ya que podía escuchar música proveniente de otro departamento, y el estar en un lugar nuevo la inquietaba.

Cuando la alarma sonó a las 7:30 am, Brisa se sentó rápidamente en la cama algo desorientada, no había logrado dormir más que cuatro horas y realmente estaba agotada. A pesar de haberse duchado la noche anterior, decidió tomar otra ducha con el fin de terminar de despertarse. Luego de salir del baño, vestirse y tomar un café, tomó sus pertenencias y subió al ascensor.

El departamento no quedaba lejos de su nuevo lugar de trabajo, este había sido uno de los requisitos que tomó en cuenta al alquilarlo. Solo cinco minutos después entraba al edificio donde fue recibida por una chica muy amable que la esperaba.

B-Buenos días, soy Brisa Domínguez.

S-Brisa, encantada. Mi nombre es Sara, te estaba esperando. Ven, vamos por aquí. -Sara guió a Brisa y minutos después le presentó a sus compañeros de trabajo. Todos eran muy amables. Caminaron por el gran edificio y la recorrida les llevó más de una hora.

S-Esta será tu oficina, se que no parece muy cálida así, pero puedes pedir las renovaciones que necesites. ¿Bien? -Brisa observaba el lugar sonriendo, era amplio y le veía mucho potencial. Seguro con algunos cambios de muebles y algo de naturaleza quedaría perfecto.

B-Gracias, es muy bonita. Seguro puedo decorarla.

S-Claro que si. -Animó Sara y Brisa sonrió.

Su primer día fue todo presentaciones y papeleo por lo que a Brisa se le hizo algo lento. Esperaba al menos conocer alguno de los proyectos en los que trabajaría, pero le informaron que a la mañana siguiente le brindarían sus expedientes.

Al salir, camino hasta toparse con un supermercado, había pedido indicaciones a Sara por lo que no le fue difícil llegar. En el departamento no tenía absolutamente nada, por lo que debió hacer una compra relativamente grande para abastecerse. Decidió llevar algunas bolsas con ella y pidió que le envíen el resto directo a su departamento. 

Camino las pocas cuadras que la separaban de su departamento y agradeció haber elegido una zona tan tranquila. Cuando llegó, su teléfono sonaba insistente en su bolsillo y Brisa no esperó mucho para atender la llamada.

L-Bri, ¿qué tal tu primer día?

B- Hola, Lu. Bastante aburrido, pero bien, recién estoy llegando.

L-Como todo primer día, amiga.

B-Si, es verdad.

L-¿Qué tal tus compañeros? ¿Algo interesante?

Brisa no pudo evitar reírse ante el comentario de su amiga.

B-Sabes que no me interesa eso, todos amables por el momento.

L-Eso es bueno, Bri. Resistí sin nosotras que en breve vamos a visitarte.

B-Si, por favor. Esto va a ser horrible sin ustedes.

L-Te manda besos, Mar. Dice que luego te llama.

B-Mandale también a ella, Lu.

L-Te dejo amiga, hablamos después. Te quiero.

B-Yo a vos, besos.

Brisa finalizó la llamada con una sonrisa y dejó su teléfono. Agradecía la relación que tenía con Lourdes y ahora también con Martina. Desde que las chicas eran parejas, las tres eran inseparables y siempre habían estado para ella. Incluso en su momento más bajo, años atrás.

Brangie - Olías a futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora