Capitulo 11

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Narrador omnisciente📝

Jamás había corrido como lo hizo ahora, su corazón latía tan fuerte que podía sentir cada latido retumbar en sus oídos. Al llegar a su casa la castaña tomó aire y entró. Antes de preparar todo corrió hacia el baño, se miró frente al espejo y dio un grito, aquel grito salió con tanta emoción que no pudo evitar que alguna lágrimas salieran de sus ojos. Sentía mucha emoción y nostalgia, ya no era una niña, ahora era una adolescente de 15 años y kazutora también, ambos habían crecido. Tenía más de dos años sin saber del chico y porfin podría reencontrarse con el.

-No estoy soñando -se decía para sí misma mientras sonreía al ver su reflejo en el espejo- ¡No estoy soñando!

Sus risillas de felicidad se esparcían por toda la casa, no recordaba la última vez que se sintió tan feliz.

Barrio, trapeo, cocino ricos pasteles y limpio cada rincón de la casa, todo para su querido Kazutora, no hallaba el momento de que fueran las 8 de la tarde para que así el pelinegro se posara en frente de la puerta de su casa para poder darle un fuerte abrazo de bienvenida.

Las horas pasaron y el reloj ya marcaba las 7:35 P.M. Sumiko no tenía nada más que hacer así que tan solo se sentó sobre el sofá impaciente y comenzó a jugar con sus dedos, mirando fijamente la parte baja de la puerta por si veía alguna sobra asomarse.

Por fin, después de 25 minutos, los 25 minutos más largos de su vida, porfin vio como unos pies se posaron frente a la puerta, se paró de un brinco en dirección hacia la puerta pero para en seco, no quería parecer una loca desquiciada. El timbre sonó y sumiko comenzo a dar sigilosos brincos de emoción, porfin lo tenía con ella con tan solo una simple puerta de barrera.

Cuando abrió la puerta su rostro esbozó una gran sonrisa, lo tenía frente a ella, estaba totalmente diferente, su pelo lucia unas mechas rubias y se cabello ahora estaba largo, a la altura más baja de su nuca, sin embargo, su rostro seguía siendo el mismo de siempre, con su característico lunar, tatuaje y cascabel.

Sumiko no aguanto mas las ganas de abrazarlo y se abalanzó hacia el chico abriendo sus brazos, aún con una sonrisa en su rostro, pero esta cambió cuando noto que kazutora estaba parados sobre su propio eje sin hacer nada, sin corresponder a su abrazo y sin mirarle a los ojos. Sumiko sintió algo apretujarse en su cuerpo, de seguro era su pecho.

Sumiko pensó, Kazutora ya no era un niño de 13 años, ahora era un adolecerte de 15, tenía que entender de algún modo que kazutora jamás sería el mismo luego de estar dos años de su vida encerrado en una correccional de menores. De seguro sus intereses y sentimientos habían cambiado. Por un momento se sintió mal por no pensar antes en cómo se sentiría kazutora luego de salir de aquel horrible lugar. Sumiko se alejó de él y cabizbaja le dio el paso para que entrara.

—Lo siento -dijo con una risa notablemente falsa y nerviosa- bienve... Adelante, Tora.

El bicolor miro a la chica y sin decir nada entró. El silencio ya se tornaba incómodo, así que Sumiko decidió cortar este, sabía la situación de kazutora así que con bastante personalidad decidió hablar. De todos modos, kazutora no tenía la culpa de sentirse de esa manera, estaba en todo su derecho.

—¿Tienes hambre? -dijo con una sonrisa-

—Si -dijo mirando a sumiko a los ojos por primera vez-

La chica no pudo evitar sentir algo de pena.

—puedes dejar tus cosas en el sofá y luego subirlas -indicó- tu habitación es la primera puerta del lado derecho.

—Claro, gracias -respondió-

El rato paso, el bicolor se preparo y cuando ya estaba listo bajo hacia la cocina, no pudo evitar dar un respiro por el rico aroma que venía de la cocina, apresurado se sentó y miraba con ansias aquel plato de fideos con salsa de champiñones.

—¿Huele bien no es así? -habló la castaña con una risa-

—demasiado -dijo kazutora recibiendo el plato y probando este- está bueno...

Sumiko veía como kazutora comía tan rápido, se notaba de lejos que amo la comida, en cierto modo le provocaba ternura ver como el bicolor saboreaba el plato de fideos. Se comió dos platos más y el tercero lo comió con más calma. El silencio otra vez se formó, pero no tan incomodo como antes.

Ambos estaban callados, pero esta vez kazutora rompió el silencio.

—¿qué tal la escuela? -dijo alzando la ceja-

—pues... bien, hoy fue mi primer día -sonreíste sorprendida-

—¿los inútiles de allí ya no te molestan?

Sumiko lo miro a los ojos, aunque no supiera el motivo de por que cambió drásticamente con ella, sabía que su preocupación por ella permanecía intacta.

—sobre eso, ya no estoy allí -dijo la chica y miro al bicolor- cuando tú ingresaste a la correccional yo decidí irme de allí

—comprendo -dijo el chico asintiendo y terminando su comida- ya era hora de que te alejaras de esos incompetentes

—si... ¿y tú?, ¿como estuviste ahí?

Kazutora miro a sumiko y alzo una ceja, realmente la pregunta de la castaña fue bastante idiota y ella lo sabía.

—¿estas de joda, sumiko? -pregunto serio-

—Lo siento... no debi preguntar -miro apenada-

—ya... déjalo así, no fue tu intención, lo sé

—Tora...

—Sumiko, yo...estoy muy cansado -dijo el bicolor y miro a la chica a los ojos, aquellos ojos color amarillo intenso. Kazutora se levantó de la silla y levantó su plato dejándolo en el lava trastes- estuvo delicioso, te lo agradezco

—ve y descansa -sonrió aún cuando sentía una pena enorme en su corazón-

—descansa...Sumiko

El chico sin más subió las escaleras y fue a la habitación que sumiko dejó para el. La chica por su parte suspiró y dejó caer su cabeza en la mesa, sentía que todo había se estaba yendo a la mierda y que por más que intentaba acercarse a kazutora, este la evitaba por completo. Era de esperarse, sumiko quería entenderlo, pero le costaba trabajo aceptar que su tora, ya no era el mismo.

......

Holaaa, ¿que les pareció el capítulo de hoy?, la verdad es q ,e da pena escribir esto 😭❤️‍🩹

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Perdón por las faltas de ortografía.

𝐇𝐔𝐑𝐓 𝐌𝐄 [𝐊𝐀𝐙𝐔𝐓𝐎𝐑𝐀 𝐇𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈𝐘𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora