𝐇𝐔𝐑𝐓 𝐌𝐄 [𝐊𝐀𝐙𝐔𝐓𝐎𝐑𝐀 𝐇𝐀𝐍𝐄𝐌𝐈𝐘𝐀]

Capitulo 22

Kazutora Hanemiya

Cualquier rastro de tranquilidad era omiso en la sala. Mis ojos lamentablemente estaban rojos por el llanto que contuve por horas mientras caminaba hacia la casa. Actué tan prepotente que cuando llegue lo único que hice fue desatar mi rabia. Grite, grite tanto que juraría que los vecinos escucharon toda la mierda que reclamé a los cuatro vientos.

Camine en círculos, tratando de convencerme en calmarme, por qué, ya eran las 3:00 de la tarde, Sumiko entraría por esa puerta con su cara llena de risa y yo estaría como una maldita bestia desquitandome con todo.

Decidí sentarme, respirar hondo y mentalizarme en lo que estaba a punto de hacer en los próximos días. Dañar al amor de mi vida.

Hice mi cabeza hacia atrás, descansando mis ojos los cuales ardían cómo si tuvieran mil cristales incrustados en ellos. Y accidentalmente, por el rabillo del ojo ví como un florero estaba roto. Abrí los ojos y me pare rápidamente, ¿Que paso? De seguro lo pase a llevar cuando estaba como loco. Puta madre.

Otra vez comencé a sentir la presión de querer llorar, ¿Por qué soy tan destructivo?

Maldita sea. Todo está mal, todo está jodidamente mal.

Estoy jodido

Estoy solo

Por culpa de mis malditas actitudes acabare solo.

Jodido vengativo y rencoroso de mierda, Kazutora. Eso es lo que soy.

Si, accedí a dejar y dañar a Sumiko para demostrar mi lealtad hacia valhalla, ¿Pero a qué costo? De todas formas, no quisiera que ella esté con maldito un inestable como lo soy yo.

En medio de la crisis que estaba volviendo a tener, entro sumiko. Lo que le temia.

Yo, tirado en el piso, por qué un jodido florero está roto, con el rostro rojizo de tanto llorar y ella, mirándome con su mochila cayendo de uno de sus brazos y viniendo hacia mi para ayudarme.

Es tan linda, y yo tan imperfecto.

--¡Dios, tora! -exclamo sumiko cayendo de rodillas al piso-

Con sus manos tomo mis mejillas haciendo un capullo con estás, sus dedos limpiaron con gentileza mis lágrimas y me abrazo.

Mi pecho dolía. Sentía que todo lo que había llorado y gritado anteriormente no era diferente. Estaba tan cansado de la miserable vida que estaba viviendo en esos momentos que no tenía idea de cómo seguir sobrellevandolo.

No quería dañar a sumiko, claro que no. Quería venganza. Quería saldar cuentas con quién tenía la culpa de todo lo que estaba viviendo.

Aves el odio puede ser más grande que el amor. Y eso era grave.

--Tora respira, cálmate... -Sumiko seguía con sus manos en mi rostro-

Su mirada era tan cálida en ese momento, pero, cuando pensaba en todo los que estaba por hacer, su cálida mirada se transformaba en su rostro lleno de lágrimas preguntandome por qué le hice lo que le hice, si yo le dije que la amaba.

--lo siento... -susurre-

--¿Que sientes? -pregunto llevando una de sus manos que estaba en mi mejilla hasta uno de los trozos del florero- ¿es por esto?

--Lo siento... -volví a decir sollozando-

--tora, es solo un trozo de vidrio -rio-

Pero no era solo un trozo de vidrio. Era el florero que rompí a causa de mi dolor. Aquel dolor que le costaría el corazón a ella.