𝙎𝙝𝙚 𝘪𝘴 𝘮𝘺 𝙨𝙤𝙪𝙡𝙢𝙖𝙩𝙚

Cap. 20

Los días se volvieron semanas, Osvaldo y Rivers apenas y se miraban.

Osvaldo había tratado de hablar con ella pero Rivers trataba de no acercarse a él, a tal punto de solo salir de su habitación cuando lo escuchaba roncar. 

En unos días Aldo y Rocio se mudarían, Aldo había conseguido un departamento cerca al de sus amigos. Rocio estaba emocionada por la mudanza, pero también tenia miedo, miedo a que Aldo se cansara de ella, que dejara de gustarle, tenía miedo de que ambos se aburran del otro. 

La familia de Rocio no se había tomado nada bien la noticia de vivir con alguien sin haberse casado antes, incluso culparon a su mejor amiga Samantha, ya que sabían que ella vivía con un chico sin ser pareja y sin casarse, la única que la apoyó fue su hermana menor. 

Ademas de la mudanza, ya en unas dos semanas, Rivers partiría nuevamente a España por el evento de Ibai. 

Osvaldo se la estaba pensando mientras miraba la puerta que tenia indicadores de "precaución, no pasar, chihuahua rabioso" respiró profundamente y luego tocó la puerta esperando una respueta. 

- Mande -dijo su amiga desde adentro-

- Este... Samy, podemos hablar?  

- Ahora no, me duele la cabeza

él bajó la mirada y se dio la vuelta para regresar a su habitación, pero se detuvo y miró la puerta nuevamente.

- Solo quería decirte que lamentaba el como me comporté contigo en España, fue muy bajo de mi parte y perdón si te hostiga mi forma de ser contigo, me estaré alejado si eso te hace sentir cómoda. -dijo algo bajo pero lo suficiente como para que ella escuchara-

Rivers suspiró y comenzó a jugar con su vape. Ella quería salir corriendo de su habitación para abrazar a Osvaldo, pero su orgullo no se lo permitía. 

- Ten un bonito viaje, te voy a extrañar -fue lo ultimo que escuchó junto con la puerta de la casa cerrándose-

Algo en ella le decía que salga, sentía que su corazon se comprimía a tal punto de no poder respirar bien, algunas lagrimas caían por sus mejillas, no podía formular palabra alguna. 

Trató de calmarse respirando profundamente pero eso no funcionó, trató de levantarse pero eso solo ocasionó que se caiga haciéndose raspones en las palmas. 

P.V Osvaldo

Salí del departamento jugando con las llaves de mi auto perdido en mis pensamientos, hasta que una voz me sacó de estos. 

- Hola muchacho

- oh, Hola Don Eugenio -saludé cortésmente-

- Tendrás el martillo que te presté la vez pasada? -preguntó-

- sisi señor, se lo traigo, ya no lo usaré, gracias -dije y el señor solo asintió-

Caminé de regreso al departamento y escuché un golpe en seco más algunos quejidos...