Captain ❁ཻུ۪۪ Kookmin Au ©

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❁ཻུ۪۪

No creas todo lo que piensas.

Jimin se repetía esa frase todos los días, para sercionarse de que era así que sus pensamientos tan horribles y dolorosos sobre si mismo no eran verdad. Había aprendido con el tiempo que la mejor forma de ignorar su mente era enfocándose en la realidad y que mejor que mirar a Jungkook y enfocarse en él. En su perfecta sonrisa y las pequeñas arruguitas que se hacen en sus ojos, en su cabello morado largo que siempre lo tenía atado con una liga. Sus grandes brazos que cuando agarra el balón se le marcaban las venas y los músculos... Ah, tan hermoso.

De nuevo, cómo rutina estaba en las gradas. No había hablado de más con Jeon, se sentía... Avergonzado. Si, era eso. Era como si de la pena le temblara las piernas y sus mejillas explotarían. Estaba desaprovechando la oportunidad de ser algo más que un conocido de Jungkook, lo sabía, pero era tan difícil.

Todo paso muy rápido, en el lapso de cinco minutos de descanso de los chicos Jungkook agarró su celular. Vio atentamente como su ceño se fruncía y sus labios se apretaban, sus músculos se tensaban notablemente por cada segundo que pasaba y de pronto... El corrió. Se había sacado el casco y corrió adentro de la institución. Jimin quedó confundido al igual que todos, esperó pacientemente.

Dos, cinco, siete, diez, quince minutos y Jungkook no volvía. La preocupación comenzó a carcomer su piel y la ansiedad de que algo le hubiera pasado se clavo en el. Los demás habían seguido con la práctica pero podía ver perfectamente a Jung mirando cada tanto hacia la puerta esperando que Jungkook aparezca.

Cuando pasaron veinte minutos se adentró a los pasillos preocupado de verdad, Jungkook jamás, jamás se pierde una práctica ni aunque esté lloviendo torrencialmente y el patio este inundando, no.

Paso por los baños sintiendo su respiración agitarse cuando escuchó un gran golpe. Confundido se asomó por la puerta y pudo soltar un suspiro tranquilo. Ahí estaba Jungkook, no parecía muy feliz, al contrario su rostro estaba contraído y sus ojos aguados.

Jimin se pensó que hacer, pero la preocupación le ganó y se adentró llamando la atención de Jungkook. Ambos se miraron sin decir nada, el rubio no tenía en claro como comenzar su charla sin que se le salga un "estaba tan preocupado que pude morir" y Jungkook miraba curioso aquel suéter de lana verde con estampados de ranas.

—Amm, ¿Estás bien?

Jimin pregunto primero, comenzó a jugar con sus manos y balancearse en su lugar inconscientemente.

—A-ah, si, estoy bien. ¿Por qué la pregunta?

—Es que ví que saliste corriendo, hace un rato —respondio sin pensar —, todos se veían preocupados y yo... —Cuando se dió cuenta de que indirectamente confesó que lo espiaba se tapó la boca sorprendido.

Y Jungkook casi muere de ternura.

—¿Mirabas mi entrenamiento?

—N-no ¿Cómo crees? Solo pasaba...

Jungkook sonrió, ese niño de verdad que no sabía mentir. El dolor de su corazón ceso notablemente y se sintió en paz, miro al rubio quien se quedó en silencio luego de su negación.

—Jimin, ¿Quieres tomar un helado hoy?

El rubio subió su mirada rápidamente y se acomodó con su dedo índice su anteojo. Lo pensó un momento. Tal vez, era hora de darse una oportunidad de salir. Su mente se perdió en la última vez que salió a comer un helado ¿Dos años? ¿Uno? O la última vez que paseo riendo por el parque, el de verdad que se encerró.

Solo por hoy, disfrutará de su vida.

—Si, hoy si.

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