43

38.1K 4K 878
                                    

Iguales

Seo Yeji conoció a Jihoon en su propio trabajo. En aquel tiempo trabajaba en una florería pequeña a unas calles del centro. Conectaron de inmediato. Cada dos días, Jihoon iba a su local a comprar unas hermosas camelias y charlar un rato. Ella jamás preguntó para quien era las flores, supuso cualquier cosa menos que eran para ella.

Aquel hombre compraba flores a su esposa miéntras coqueteaba con ella.

Jamás llegó a ser algo serio y cuando quedó embarazada de Jimin, todo se derrumbó.

—Cariño, ¡Estoy embarazada! —La mujer exclamó feliz mientras daba saltitos y sonreia esplendorosa—, vamos a tener un bebé ¡Estoy tan...!

—¿Un bebé? —Jihoon le interrumpió—, ¿Me estás jodiendo, Ye Ji?

Aquella hermosa sonrisa se borró con el tono de su amado. Esa noche, se enteró que era un hombre casado con un hijo y otro en camino. Se enteró que tenía una hermosa esposa de familia acomodada.

Destruyó a Yeji

Ese hombre le rompió el corazón y le arrebató a su hijo cuando este nació. Lo culpó por todo el daño causado pero también, eso fue un impulso a ser una gran mujer de negocios, respetada por la mayoría y así, pelear por su hijo.

Cuando Jihoon murió, Ye Ji sé atrevió a ir al funeral. Cómo eran de familia acomodada los medios estaban como locos por la muerte del empresario. Pero todos enloquecieron cuando por las puertas del cementerio entró una mujer de vestido rojo y un gran sombrero.

Desde ese momento la familia de Jihoon la odió.

Y a ella no pudo importarle menos.

Por eso cuando vio a uno de los hijos de ese bastardo en su casa, su vena casi revienta del enojo. Y peor aún cuando vió a su hijo llorando.

—¡¿Que haces aquí?! ¡Largo de mi hogar!

Yoongi se sobresaltó al ver a la mamá de Jimin, tembló ante su mirada siniestra. Jimin alzó su cabeza, ella parecía que se volvería loca en cualquier momento.

—¿No entendiste? —gruñó— ¡Lárgate!

Yoongi no movió un pelo. Los ojos le comenzaron a arder y un nudo se instalo en su garganta. Pronto, ya tenía aquellos ojos negros cubiertos de lágrimas, respiraba pesado mientras buscaba la mano de Jimin. Y la encontró.

Estaba jodidamente asustado. Y si, era un adulto de 23 años pero tenia tanto terror de perder la única oportunidad que tenía de relacionarse con su hermano.

Seo Yeji dirigió la vista a sus manos entrelazadas. Respiro profundamente intentando calmarse. Ese chico no tenía la culpa de nada, ni siquiera tenía razonamiento propio cuando todo aquello ocurrió. Miró a su hijo, Jimin temblaba en su lugar hipando, se culpó a si misma por asustarlo.

—M-mamá, no le grites, por favor.

La súplica de su hijo, con la voz temblorosa y congestionada hizo que se le encoga el corazón. Asintió para si misma y luego miró a Yoongi. Estaba igual que Jimin, sin embargo parecía dispuesto a hacerle frente y no separarse.

—¿Que haces aquí?

Yoongi se paró y Yeji juro poder ver al mismísimo Jimin en pinta, su carácter, su mirada miedosa, eran iguales. También su forma de pararse, su vista baja y sus manos entrelazadas e inquietas. Era igual.

Eran igual a Jihoon.

—Vengo por Jimin —Yeji abrió los ojos desmensuradamente y Yoongi supo que malinterpretó sus palabras—, no, quiero decir, no vengo a llevármelo —explicó enredandose—, vengo porque quiero conocerlo y quiero relacionarme más con el. Yo... Yo sé todo lo que pasó y juro que no vengo con malas intenciones. Lo prometo por mi vida.

Captain ❁ཻུ۪۪ Kookmin Au ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora