Captain ❁ཻུ۪۪ Kookmin Au ©

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La madre de Jimin era... Especial.

—¡VAMOS, VAMOS!

La mujer empujó a su hijo al auto y le cerró la puerta, rodeó el auto corriendo y entró en el.

—¡Mamá! ¡Mi cabello!

—Lo siento bebé, pero no hay tiempo.

Seo-Yeji era una importante CEO de una de las empresas más influyentes de tecnologías de asia, una mujer independiente y capaz de todo. Pero claro, eso no evitaba que se quede dormida aveces y tenga que ponerse labial en el auto mirándose al espejo mientras manejaba a toda velocidad hacia el colegio de su hijo.

—Noa vas a matar un día de estos —susurró el rubio.

—Pues, morirás en un Audi última edición ¿Que te parece?

Jimin negó riendo. Se sentía ansioso, había quedado con Jungkook para encontrarse a la entrada del colegio y a pesar de que aceptó, no sabía para que. ¿Saludarse? ¿Dar buenos días? Dios, no tenía idea.

La mujer miró por el espejo retrovisor a su bebé. —¿Hay algo mal Minnie?

No le había contado a su madre que comenzó a hablar con el capitán. Y es que si, su madre sabía sobre el enamoramiento que llevaba.

—Yo ¿Me veo bien?

Seo Yeji sonrió y asintió. —Te vez como un ángel de las ranitas.

Mientras tanto, Jungkook se balanceaba en su lugar, ya había tocado la campana para entrar a las clases pero decidió esperar un poco más a Jimin. Para Jungkook, Jimin era interesante. Un chico que nunca vio pero que sin embargo estuvo a su lado en todos los entrenamientos según sus amigos... Lo hizo sentir raro, no incómodo, era raro.

Finalmente Jimin apareció frente a el con la cara roja y el cabello desordenado. Llevaba un overol verde oscuro, una remera blanca debajo y unas zapatillas blancas. Sonrió de ternura al ver las ondas de su cabello y en ellas unas evillas de ranas.

Jimin era angelical.

—¡Lo lamento!

—No te preocupes ¿Todo bien?

—O-oh, si, es que... Bueno, mi madre se durmió y yo también.

Jungkook rio leve. Caminaron por los pasillos hasta las gradas de la cancha, estaba claro que no entrarían a la primera clase porque los profesores eran bastante molestos con el tema de la puntualidad.

Por ello, Jimin estaba preocupado. Jungkook tenía un promedio y una asistencia perfecta ¿Eso afectaría a su expediente? Un escalofrío le recorrió el cuerpo al pensar que por su culpa Jeon salga perjudicado de alguna manera.

—¿Hola? ¿Rey ranita, está ahí?

Jungkook miraba divertido al rubio que quedó mirando un punto fijo en la cancha.

—Si. Jungkook, ¿No te afectará que llegues tarde a tu clase?

—Umh, no sé, nunca lo averigüé.

—¡Jungkook! —exclamó alterado—. No, no, vamos a tu clase y entras, dios, ya veo que te retan o algo así.

Jungkook se encogió de hombros cerrando los ojos. —Solo relájate un segundo y no pienses.

—¿Uh?

—Piensas mucho ranita, tu solo cierra los ojos y siente el aire en tu rostro —murmuró calmado.

Las mejillas del rubio se encendieron y bajo su cabeza avergonzado, se acomodó el anteojo con su dedo índice pero, estúpidamente se olvidó que no llevaba anteojos, tenía lentillas. Más avergonzado aún miro a Jungkook pero él estaba disfrutando del sol y el viento. Agradeció aquello, dios, que vergüenza.

Pero no contaba con que otros cinco chicos los veían a ambos y cuando pasó esa escena, murieron de ternura mientras se retorcían detrás de uno de los pilares del pasillo.

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Voten o les meo