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No se puede tapar del dedo con un sol. Pero sí vendar los ojos de quien confía en ti.

Usar. Mentir. Engañar. Manipular.

Son conceptos que probablemente queden dentro de su sangre vida tras vida, por el resto de la eternidad hasta que su alma deje de existir o sea llevada al inframundo por alguna divinidad.

Flores, árboles, frutos.

¿Cómo algo que parece tan puro puede llegar a ser tan tóxico?

~♡~

- Joven príncipe. Siéntese derecho.

- ¿Por qué GiHyeok ya no viene a clases?

- Porque los ministros planean desterrarlo con su madre.

- ¿Qué? Señor Hong, ¿usted está de acuerdo?

- ¿Mi opinión es importante?

- ¡Lo es! ¡Usted es el secretario de mi familia! ¡Tiene todos nuestros registros!

- Exactamente.

- ¿Entonces?

- Tu tío tiene sangre mestiza. No es debido que un mestizo sea parte de a realeza, por ley tiene que irse con su madre que era lo único que lo retenía en el palacio.

- No es justo.

- La vida jamás será justa, príncipe heredero. Las mariposas mueren a las semanas de nacida, las crías más débiles son abandonadas y condenadas a morir.... y... los mestizos no serán nunca un hueso verdadero.

- ¡Ambos estamos hechos de carne y hueso! ¿Cuál es la diferencia? - SeokYoon arrugó su nariz.

- Que tú serás rey y él no.

- Él es mi amigo.

- Es un simple bastardo.....

- ¿A quién llamas bastardo? - Se oyó una voz algo grave tras de ambos.

NamBok se giró y suspiró aliviado.

- Hwan, sólo eres tú.

- ¿A quién te atreves a llamar bastardo?

- ¿Qué? Por ser un mestizo, empatizas con él hijo de una traidora?

- Se ha demostrado que no es una traidora.

- ¿Cómo sabes eso? ¿Acaso tú ayudaste al rey a cometer su crimen?

Silencio, eso hizo que NamBok agrandara su sonrisa.

- ¿Tenemos otro bastardo asesino?

Se oyó un fuerte estruendo contra la mesa, ambos adultos se voltearon hacia el pequeño SeokYoon que tenía la cara roja de tanto enojo.

- ¡¡Quedarás destituido de tu cargo!! - Exclamó el de cabellos rizados - ¡¡Cuando yo sea rey. Te voy a destituir de tu cargo!! ¡No lo mereces! ¡No eres digno!

- Mocoso... ¿Quién te crees para decir si soy digno o... - Levantó su mano para golpear al menor con una barilla.

Hwan sujetó su muñeca y lo jaló hacia atrás, haciéndolo caer por unas escaleras hacia es suelo, ganando miradas de los trabajadores; eunucos y criadas.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora