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- ¡Sentados! ¡Sentados! - Ordenaba el pálido a sus perros.

Eran enormes Samoyedos, realmente lindos, los 3 se sentaron mientras mostraban sus lenguas mientras sus músculos faciales los hacían sonreír.

- Bien... - Su dueño les sirvió a cada uno algo de comida - Quietos... - Murmuró - ¡Coman!

Y de inmediato comenzaron a degustar su plato, mientras agitaban sus colas.

El chico los acarició, era alto, cabello largo y atado, el color de las telas que vestía eran suaves y hermosas, le daban un pequeño toque femenino que resaltaba su fina cara y piel clara como la luna.

Era MoonJo, un MoonJo de 26 años, aún siendo travieso y revoltoso, jugando con sus perros la mayoría del tiempo, o yendo de cacería.

El pueblo era tan pequeño, con solo 12 casas montadas, cerca de una hermosa cascada, entre los jóvenes, eran pocos hombres y muchas lindas jovencitas. MoonJo era un joven guapo, así que era popular entre las chicas desde que era un niño, entre las jóvenes estaba So JungHwa.

Sólo que ella era mucho más diferente a las demás, y al igual que MoonJo era algo popular, debido a su belleza, pero destacaba al contrario de MoonJo, un toque masculino, era tan firme y directa, y demasiado seria. Vestía siempre los hanboks de su fallecido hermano mayor.

- ¡JungHwa! - Llamó MoonJo con una sonrisa en su rostro.

Los perros saludaron también a la muchacha.

- ¿Qué andas haciendo? - Preguntó ella, frunciendo levemente sus labios.

- Disfrutando la vida. - Sonrió MoonJo.

- Es bueno mantener ese espíritu vivo.... al menos, los jóvenes estamos todos tratando de dar ánimos...

- Nuestros padres, tíos y ancianos están mal con lo sucedido hace años...

JungHwa asintió, mirando sus ropas.

- Ni siquiera recuerdo mucho a mi hermano mayor, no estaba en casa, siempre iba a cazar algo...

- Admito que yo si extraño a mamá... - Sonrió mientras miraba el lindo paisaje - Creo que a ella le gustaría mucho este lugar.

- Aún recuerdo los rumores de ese entonces....

MoonJo alzó levemente sus cejas.

- Yo era la maldición de la luna - Sonrió -. Que famoso me volví en todo el reino.

JungHwa no dijo más, era molesto hablar de ese incidente. Era molesto recordar como menospreciaban a un niño y lo obligaban a llevar una culpa encima.

MoonJo se estiró.

- ¡Quizás vaya a dar una vuelta al mercado!

- ¿Por qué irías allí?

- ¿Está mal querer darse un lujo?

JungHwa se encogió de hombros.

- Haz lo que quieras...

- ¿No me acompañarias?

- ¿Y yo por qué iría?

- Podría comorarte algún vestido, o un hanbok que te quede mejor que los de tu hermano.

- No los necesitaría...

- Vamos. De niños siempre decías que te hubiera encantado tener un vestido, de seguro te verías hermosa.

JungHwa agachó la mirada.

- Bueno, vamos. - Accedió.

MoonJo sonrió victorioso, pronto ambos partían, los perros se habían quedado, obedeciendo la orden de MoonJo de que se quedarían allí.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora