29. Receta del Caos II

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Bucky no pudo hablar mucho en la regadera que compartió con Tony. El genio se obstinó en arrodillarse frente a él y chupar su pene ya que Bucky solo lo había tentado la noche anterior.

Mientras se vestían para ir a la cocina, Bucky se tardó unos treinta minutos en explicarle lo que había hecho ayer por la tarde, mientras Tony se vestía con ropa formal. Pantalón gris, zapatos italianos, y camisa negra a botones. Bucky simplemente secuestró una sencilla camisa blanca y un pantalón de chándal negro de la parte del armario de Steve.

Se hubiese tardado menos en contar su relato, pero Tony no dejaba de hacerle preguntas. El problema, era que cada vez que Bucky hablaba, no parecía que convencía a Tony. En realidad, el genio lucía más lívido a cada minuto. Cuando Bucky llegó a la parte de adoptar al chico legalmente, Tony ya había perdido la paciencia para quedarse callado.

—¡¿Estás loco?! —se quejó el genio, caminando hacia el elevador, con Bucky atrás de él—¡¿Cómo esperas que me involucre en un asunto tan delicado?!

Bucky no solo le había confesado sus crímenes de falsa identidad y secuestro de un menor, sino que ahora quería hacerlo cómplice al pedirle ayuda para adoptar a ese chico. Si su IA todavía no le avisaba que la policía buscaba a Bucky, era solo un golpe de suerte. Tony sintió que su cerebro quería explotarle, ¿Por qué le pasaban estas cosas tan temprano en la mañana sin una taza de café en el estómago?

—Pensé que lo harías —confesó Bucky, sorprendido de la negativa de Tony—. Te dije antes que teníamos que ayudar al chico.

—Sí, lo recuerdo —siseó Tony rodando sus ojos—. Pero creí que querías... no lo sé... que le diese una beca de estudios, y una promesa de trabajo después de la universidad... ¡No que lo adoptase contigo!

Bucky estaba loco. ¿Adoptar a un adolescente del que él no tenía la menor idea? Tony no era tan irresponsable. Le costó más de tres meses decidirse en dar ese paso por Harley, y el chico lo había ayudado tanto. Es solo que Tony quiso asegurarse que él podía ser capaz de cuidar de un niño, no solo darle su apellido y llenarlo de cosas. Lo último que quería era ser el culpable de moldear a un prepotente cabeza hueca con poder. Y hasta ahora, Tony sentía que estaba haciendo un buen trabajo al educar a Harley. ¿Cómo podría arriesgarse con un chico nuevo que ya era un adolescente y ni siquiera lo había tratado por más de unos minutos? Bucky estaba loco.

—¡Pero tú adoras los niños! —espetó Bucky, como excusa— ¡Vas a tener un bebé pronto!

Tony frunció el ceño y miró al soldado con enojo mientras bajaban por el elevador.

—Sí. Y te recuerdo, que no seré yo quien se responsabilice de ese bebé. En todo caso le corresponde a Pepper y Nat lidiar con su educación, Bucky —razonó el genio, saliendo del elevador apenas las puertas se abrieron en dos—. Por otro lado, tú quieres adoptar un adolescente que apenas conoces y de paso me quieres involucrar en tu crimen.

¿Por qué Bucky seguía empeñado en un asunto que Tony quería dar por zanjado? Era molesto, y no mejoraba su dolor de cabeza. El genio masajeó sus sienes con las yemas de sus dedos. Intentó no detenerse, atravesando la sala común hacia la cocina.

—Él necesita una familia, Tony —susurró Bucky a sus espaldas.

—Oh sí. Lo olvidé, James Parker... —replicó Tony, molestó con él— ¿Tienes una idea de la cantidad de problemas en las que estás metido por fingir otra identidad y robarte un niño de un centro de refugio para adolescentes?

Tony entró a la cocina, dirigiéndose directamente a la cafetera que seguía vacía. Ignoró a propósito que Nat y Pepper se hallaban sentadas a la mesa desayunando, y ahora escuchando la conversación que ellos tenían. Pepper se quedó con la boca abierta, mirando de Tony hacia el soldado.

VIAJERO EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora