26. El turno de Tony

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Todo empezó con besos, Tony desnudo en la cama mientras el super soldado castaño sobre él, comía su boca con gustó. Bucky mordisqueó sus labios, su cuello, dejó chupetones en su piel, se esmeró en marcar a cada tramo de piel donde ponía su boca. Con su mano biónica sujetaba su peso, y la derecha mantenía las manos de Tony sobre su cabeza.

—Eres tan lindo así —murmuró Bucky, sonriendo con orgullo mientras dejaba un camino de besos hacia uno de los pectorales de Tony. Chupó con fuerza su tetilla erguida, y mordisqueó a su antojo hasta que Tony empezó a removerse y gemir.

—¡Bucky! ¡No! —jadeó sin voz— ¡Me voy a correr!

Bucky se distanció de inmediato, oscilando sobre el rostro enrojecido del genio. Esos ojos miel lo observaban con pereza y lujuria entremezclada.

—No puedes correrte tan rápido, mentiroso —zanjó Bucky, escéptico—. Vi los vídeos, resistes muy bien cuando se trata de Steve.

Tony esbozó una media sonrisa, lamiendo su labio inferior inflamado.

—Bueno, por supuesto, me gusta follar por horas. Pero, cuando soy yo el follado —Tony silbó—... Soy algo precoz, si sabes a lo que me refiero...

Bucky rió entre dientes, le encantaba el descaro inmaculado de Tony.

—Pues te la vas a pasar increíble conmigo, dulzura. Contaré cuántas veces te corres.

Tony soltó un trémulo jadeo, nervioso de la promesa de Bucky. Era la forma en que su seria mirada azul le aseguraba que él no estaba bromeando, y que esto tampoco era solo un juego. Él no osó a decir una palabra al respecto, prefirió que Bucky se lo demostrase con hechos. Así que fue complaciente y se giró boca abajo cuando el soldado se lo ordenó, mantuvo su pecho y su rostro contra las sábanas de la cama, pero alzó su trasero para darle mejor acceso al impaciente soldado.

Recibió una serie de nalgadas y ligeros pellizcos que evolucionaron a lamidas y mordidas que lo hicieron contener el aliento. Bucky era un animal, un salvaje y violento hombre que se tomaba muy literal la frase: "voy a comerte completo". Para Tony, fue imposible no comparar el sexo divertido y a veces tierno que tenía con Steve. Amaba eso, era lo suyo. Pero con Bucky, acababa de descubrir que dejarlo al mando podía ser tan peligroso que le derretiría la jodida conciencia.

—Mira ese trasero, sabes tan bien, dulzura... —murmuró Bucky con su baja voz antes de usar su caliente lengua para lamerlo de inicio a fin.

Tony sintió que empezaría a salivar de más en cualquier momento, su respiración se volvió pesada con cada beso y caricia de la boca de Bucky en su trasero. El hombre tenía saliva que el genio sintió que el lubricante no sería necesario. Y esa idea, de su trasero reluciente y brillando debido a Bucky, lo hizo aguantarse un gemido contra las sábanas de la cama.

Bucky se distanció unos segundos solo para quitarse la camisa y buscar el lubricante en la mesita de noche. Volvió a subirse a la cama, cogió al menos dos almohadas y las colocó debajo del abdomen de Tony, para ayudarlo a mantener su trasero elevado todo el tiempo. Dejó un beso sobre una suave y redonda nalga que ahora poseía varios juegos de dientes y un chupetón. Lucía hermoso. Ese trasero no necesitaba llevar su nombre cuando ya tenía tantas marcas.

—No sé si lo sabes, Tony... —murmuró Bucky mientras lubricaba dos de sus dedos humanos y luego la rosada entrada del castaño debajo de él—. Pero el suero de super soldado hace que no pueda conformarme tan fácil solo masturbándome. ¿Sabes lo que significa después de cuatro días ansiando follarte?

Tony tragó duro, un estremecimiento lo hizo temblar completo. No pudo hablar, no tenía voz y no pensaba recuperarla pronto con Bucky hablándole con esa voz grave mientras lo penetraba con un grueso dedo. Para su suerte, el soldado no le pidió una respuesta, solo siguió follándolo con sus dedos. Al utilizar tres, Tony había tenido suficiente estimulación en su próstata para correrse con un pesado jadeo que intentó contener contra las sábanas.

VIAJERO EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora