21. Planes malévolos

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Bucky estaba decidido a mantener su nueva relación con Tony y Steve en secreto. Había tantos factores implicados, que era lo más sensato solo fingir que él no formaba parte de la pareja favorita de América. Por él estaba bien. Toda su vida debió vivirla en el anonimato, esto era pan comido...

—Es su decisión, Tony, tienes que respetar lo que Bucky quiere —comentó Steve, saliendo del closet usando solo pantalones negros de combate y botas.

Tony ignoró al hermoso rubio con el cuerpo de estatua griega. Si le prestaba demasiada atención, se le olvidaría por qué estaba enojado.

—¿Y qué hay de lo que yo quiero, Steve?

Steve se colocó la camiseta negra con el logo de SHIELD en el pecho. La sencilla tela abrazó su cuerpo delineando cada curvatura perfecta de sus músculos. Tony apartó la mirada, porque odiaba lo fácil que podía distraerse con Steve tan cerca.

—¿No has pensado que tal vez yo quiero sentarme sobre Bucky en la sala de estar? ¿O besarlo cuando entro a una habitación con él ahí? —resopló Tony cruzándose de brazos— Es injusto. ¿Cómo tú puedes estar de acuerdo con él?

Steve sonrió y se acercó a la cama, donde su atractivo castaño seguía haciendo pucheros como un berrinchudo niño. Lo adoraba.

—Porque... todavía recuerdo cuando yo tuve que aceptar tu distancia, ¿recuerdas? Harley acababa de llamarte papá después de casi un año viviendo en la torre, y no querías presionarlo a verte en una relación.

Steve se inclinó para besar la frente de Tony.

—Sí. Pero... eso fue diferente, Steve. Tienes que estar de mi lado ahora.

—Tony, solo dale tiempo. Ya verás cómo Bucky aprenderá por su cuenta dónde está su lugar...

Tony bufó. Eso le tomaría tiempo. Quizás años. Bucky no era el típico chico moderno. El hombre venía del pasado como Steve. De cierta forma, ambos creían que reprimir sus deseos estaba bien. El genio sabía que tenía que tramar un plan y pronto.

Dejó a Steve besarlo una vez más, antes que este se alejase a la salida. Tony salió de la cama de inmediato y lo persiguió, saliendo a la sala privada del penthouse.

—Espera... Steve... ¿A dónde vas?

El rubio se detuvo, se giró y mantuvo sus brazos abiertos hasta que Tony llegó a abrazarlo. Permitió que el castaño olfatease su camisa y barriera su rostro sobre su pecho.

—Iré a la sala de juntas abajo —resopló empecinado—. Al parecer me suspenderán indefinidamente si no me doy vacaciones obligatorias. Así que acepté no tomar misiones, pero seré yo quien delegaré al resto del equipo sus futuras asignaciones.

La confesión de Steve hizo que Tony alzase la cabeza de inmediato. Una brillante idea iluminó su cabeza.

—¿Ah sí? Entonces... eso significa que estarás libre estos días... ¿cierto? —preguntó Tony vacilante.

—Sí.

Tony asintió, todavía escéptico.

—Y... ¿piensas darle a Bucky una misión?

Steve bufó divertido.

—No. Todavía no está listo, ni siquiera para servir de apoyo. Pero quizás si entrena más, en un mes podría empezar a participar en las misiones que no requieran salir del país —murmuró Steve, ignorante de la razón por la que Tony empezaba a preguntar.

—Correcto. Tienes razón, Steve. Él no está listo... —aceptó Tony, más para su conveniencia que por honestidad—. ¿Y yo? ¿Tengo una misión?

—¿Quieres una?

VIAJERO EN EL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora