Olivia.
No quería irme. Al contrario, quería quedarme.
Y eso me lo hice notar al levantarme a las tres de la madrugada.
Miré a Jaden en cuanto noté su pesada respiración y sus pequeños ronquidos. Estaba durmiendo lo más profundo que pudo desde la última semana.
Me quedé mirándolo cómo acostumbraba hacer por un largo tiempo. No hasta que mi panza pedía comida a los gruñidos, le dí un beso en la mejilla y me levanté sin hacer tanto ruido.
Me acomodé el diminuto pijama que Avani me había prestado y salí de la habitación a puntas de pie.
Bajé hacia la cocina, buscando algo para comer. No había nada más que pizza congelada y fruta picada que Jaden no se había comido de postre en la noche.
Agarre la fruta y me senté en el sofá mientras comía de a poco y veía hacia la mismísima nada.
No quería absolutamente nada en estos momentos que no sea estar al lado de Jaden. Y de mis amigos también.
Está semana fue incómoda para los dos, pero nos tratamos de la misma manera, dejando esa incomodidad de lado cuando se trataba de nosotros.
—¿No podés dormir? –la vos femenina me hizo levantar la mirada.
Una sonrisa curvo mis labios al tragar la fruta. Asintiendo con calma, sin prisa.
Eso mismo quería. Irme con calma, y sin tener que apurarme. Sin prisa.
—Mi cerebro no quiere descansar –bromee con la verdad.
Avani soltó una risa contagiosa, que me hizo reír por un rato. En cuanto frenamos, ella ya estaba sentaba a mi lado.
—No debe preocuparte mucho. Va a estar bien, nos tiene a nosotros para ayudarlo –murmuró seria, volviendo a la realidad.
En la cual éramos dos adultas, que debían tomar las cosas como una. Y Avani tenía en claro eso, y lo seguía con total normalidad. Yo no. Era la única que no podía continuar como si nada, después de que supe lo de Jaden ya no era lo mismo.
Sentía aquella necesidad de cuidarlo como él la tenía conmigo años atrás. No podía levantarme tranquila antes de saber si Jaden había dormido y eso Vani lo notaba. Más la semana pasada.
—No quiero que le pase nada malo Vani –la miré, con ganas de llorar–. Después de todo, él es así por mi culpa y no quiero que vuelva a lo mismo –murmuré.
Habíamos tenido esta conversación miles de veces, pero no después de que se vaya Madison y Leah. Su hija.
Sabía que le dolía. La quería más que a mi se podría decir, y que se la llevé así, debió dolerle.
Mi amiga me abrazo de lado, besando mi cabeza y entendiéndome.
Nos quedamos así un rato. Ella consolándome como si fuese una niña, y yo dejándome consolar como si fuese mi madre.
Hasta que se separa de golpe, y no me queda otra que mirarla para saber si le pasó algo. En cambio, una sonrisa brillante decora su rostro.
La miro con el cejo fruncido antes de que hable y me quede pálida.

ESTÁS LEYENDO
𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏 | #𝐑²
Romance𝐖𝐃𝐆𝐔|| Está vez, era él quien estaba en el vacío y ella quien podía sacarlo. Los papeles se dieron vuelta, haciendo que Olivia deba ayudar a Jaden. Y Jaden se oponga. Segundo libro de "Don't Give Up". (Es necesario leerse el primero para entende...