37| Sophie

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Jaden

Adoraba a esta chica. Me estaba volviendo loco por ella una vez más sin darme cuenta, como cuando era un adolescente, justo lo mismo.

Besé sus labios hasta que ella de la iniciativa de meter su maravillosa lengua.

Claro que algo debía interrumpirnos. Aunque ella decidió ignorar el vibrar de su celular.

—¿No vas a atender? –pregunté mientras me ponía encima de ella.

Negó y tiró de mí hacia ella, pegándonos casi como si fuésemos uno. No me quejaba.

—¿Sabías que te amo? –las palabras salieron de la nada, diciéndole lo que sentía.

Ya no quería ocultar más mis sentimientos. Estaba cansado de eso, yo la amaba tanto como la última vez que la vi.

—Yo también lo hago Jae –murmuró al separar los labios.

Sus dedos peinaron mis mechones revueltos, al igual que sus ojos bonitos no dejaban de mirarme.

Amaba sus perlas color azules.

Volví a besarla, con aquella intensidad que muchas veces intentaba retener para no apresurarnos. Claro que yo no quería ir despacio, había esperado años por ella y cuando la tenía la quería solo para mí.

Me frote contra ella sin abandonar sus candentes labios. Para mí suerte no hizo el amague de separarse ni que le molestaba, así que decidí seguir.

Mis manos estaban frías ante su piel suave y caliente. No dude en quitarle la remera y el sostén, no sin antes preguntar.

—¿Quieres hacerlo? –cuestioné dejando besos por su cuello.

Al asentir fue cuando quite sus prendas de arriba, dejando una vista preciosa delante mío.

Esperaba no estar babeando, la verdad.

Sus pechos perfectos se pusieron duros al tener contacto con mis manos, produciendo un jadeo que me llego a partes que no debían.

—Quiero que me lo digas por favor –susurre con la voz ronca contra su mejilla, sin dejar de acariciarla.

Estaba a punto de hablar cuando escuchamos el sonido de la puerta. Olivia se asustó y lo primero que hizo fue abrazarme para tapar su semidesnudes.

Aproveché el estar junto a ella para seguir besando su delicado cuello.

—¿Quién es? –soltó un grito cuando mordí su piel.

Fui regañado por eso con un golpe suyo, que a decir verdad no me dolía nada.

—Se les hará tarde para ir al departamento, es mejor que salgan antes de que se ponga la tarde –la voz aguda de su tía sonó detrás de la puerta. Intentó quitarse de mí, pero no la dejé.

Amaba el aroma de su piel cuando estábamos juntos.

—¡Estamos muy ocupados, pero gracias! –pude contestar antes de que Liv me tapara la boca. Me reí mordiendo su pequeña mano.

Se puso colorada y se desesperó tanto que me dio gracia verla de esa manera.

—¡No! Ahora bajamos tía, Jaden solo bromea –dijo entre dientes quitando su mano.

Se escucharon sus pasos y la risa característica que tenía esa señora. Y una vez que supimos que se había ido me reí a carcajadas.

—Como se te ocurre decirle eso, puede malinterpretar las cosas –murmuró con hastío.

No le di importancia y mis labios le pusieron atención a otra cosa. Algo que la hizo jadear en cuanto tuve contacto con uno de ellos.

La deseaba ahora mismo, no quería parar.

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora