10|Palabras dolorosas

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Olivia Greyson

Me separo cuando siento sus labios moverse. Lo empujo cómo puedo y casi que le tiro algo al ver la maldita sonrisa en su rostro.

-¡¿Qué te pasa imbécil?! -chillo intentando encontrar el maldito interruptor-

Cuando lo encuentro. Puedo detallarlo.
Sus ojos oscuros brillan con diversión, sus labios están curvados en una sonrisa ladina y se relame los labios para hacerme enojar más de lo que estoy.

-¿No extrañabas mis besos? -una pregunta sale de sus labios-

Apreto los labios para no decir ninguna grosería. Saboreando el gusto a menta que tenían sus labios.

Le doy un manotazo a cambio de la mala palabra, y carcajea.

-Dejá de hacer eso -reclamo, limpiandome los labios con el dorso de la mano. Como si eso fuera a cambiar algo-

-Si te encantan -se burla-

-No seas idiota, Payton.

-Vos me volvés idiota.

Vuelvo a darle un manotazo en el hombro cuando me guiña un ojo, coqueto.

Si Christian llega a enterarse lo va a matar.

Payton es un chico con el cual nos acostamos varias veces, en varias fiestas que hacían los de la universidad. Ya que él estudia psicología conmigo y con Christian en el mismo campus.
Ambos eran muy buenos amigos, hasta que Christian supo que entre Payton y yo hubo revolcones, dejaron de ser amigos. O al menos de parte de Christian, porque no quiere saber nada de él.

Eso fue hace unos años. Aunque ya se graduó hace poco y trabaja en el supermercado de sus abuelos, y es un completo idiota cuando vengo sin mi tía o mi primo.
Por suerte, nunca está cuando vengo con Chris.

La barba precipitada que adorna su mentón, y parte de su mandíbula, lo hace lucir mayor.

-No vuelvas a hacerlo. Christian se va a enfadar -le advierto. Pensando en su reacción cuando le cuente-

Sonríe y se acerca coquetamente.

-No tiene porque enterarse.

Cuestiona mientras pone una mano en el estante que tengo detrás mío.
El lugar es muy pequeño que apenas cabemos los dos juntos, obligándonos a estar casi pegados.

Pongo los ojos en blanco y le doy otro empujón, haciendo que se choque con el estante que tiene detrás suyo y suelte el que tengo detrás mío.

Ahora que tengo visibilidad, salgo por la puerta y casi sonrío cuando vuelvo a estar entre los pasillos de comida.
Pero enseguida me pongo pálida al ver que delante, a tan solo unos pasos, Jaden y su familia está observandome.

Y casi grito cuando Payton sale como si nada a mis espaldas y el muy imbécil pone un brazo por mis hombros.

-Tengo el turno libre, podemos ir a mi casa -suelta con esa bocota que tengo ganas de romper-

Y de un puñetazo.

-No seas pesado -sacudo los hombros, obligándolo a que me suelte-

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora