- Bunty, de verdad... ya es la enésima vez que te pido que no vuelvas por aquí - se quejó Gellert, viendo con impotencia como la joven magizoologa entraba en su pequeña cabaña. - No te lo pediré más veces...
- Perfecto, así no tendré que oírlo de nuevo - sonrió Bunty, dejando una olla con un guiso sobre la mesa.La chica pasaba por allí dos o tres veces por semana, siempre que podía encontrar una excusa creíble para adentrarse en el bosque.
- Aberforth acabará por enterarse...
- Dudo que te importe algo lo que Aberforth piense - objetó Bunty.
- Por mí que Aberforth Dumbledore rabie todo lo que quiera y más - declaró Gellert, molesto. - Pero tú eres un ser de luz, Bunty, no quiero que tengas problemas con tu esposo...
- Gracias por el cumplido, Gellert - sonrió la joven. - No creo ser nada de eso, pero te lo agradezco. De todos modos, deberías plantearte hacer las paces con ellos, tanto con Abbey como con Albus.El búlgaro sonrió con tristeza.
- Bunty... sabes que eso no es posible - repuso, meneando la cabeza. - Intenté rehacer mi vida con Albus y ya ves lo que pasó...
La magizoologa se quedó mirándole un momento, pensativa, y luego suspiro.
- Estoy segura de que cuando te diga esto me vas a echar de nuevo y esta vez con cajas destempladas - dijo, mirándole a los ojos. - Pero creo que estás siendo muy egoísta.
Grindelwald contó hasta diez antes de contestarle de mala manera.
- ¿Egoísta? ¿Yo? - Preguntó, casi para sí mismo. - Abandoné mis pretensiones de poder por Albus y luego me vi obligado a dejarle marchar para protegerle... ¡Maldita sea, Bunty! ¡Estoy viviendo en esta cochambrosa cabaña sólo para estar cerca de él!
- Todo eso lo decidiste tú, Gellert - contestó Bunty sin inmutarse por su diatriba. - En ningún momento contaste con la opinión de Albus para hacerlo: le secuestraste y luego, sin darle ninguna explicación, le rompiste el corazón y le abandonaste. Sí, vives oculto y te alimentas de lo que consigues en el bosque y de lo que yo te traigo, pero Albus tiene que lidiar con que su hermano apenas le hable porque prometió pasar la Navidad con él y no lo hizo... eso sin contar los velados interrogatorios del Ministerio para que les cuente donde estuvo cuando nadie sabía nada de él. Tiene suerte de que es Theseus quien se encarga de eso y está consiguiendo desviar la atención; ¿te has parado a pensar en los problemas que está teniendo Albus y, en que, aún así sigue guardando silencio para protegerte?Bunty había puesto el dedo en la llaga. Todo lo que la chica le estaba diciendo, él ya lo sabía. Por eso mismo, decidió apartarla de su lado.
- ¿Sabes, Bunty...? Todo eso que has dicho me recuerda mucho a cuando tú te metiste en la vida y en la casa de Aberforth y decidiste que eras la más indicada para cuidar a un chico que podía estallar en cualquier momento...
La magizoologa inspiró un par de veces, pero la crueldad del tono de Gellert superó sus intentos de calmarse y antes de darse cuenta, su mano volaba hacia la mejilla del búlgaro. Sin decir más, la chica recogió sus cosas, incluso la comida que le había traído y salió por la puerta.
- ... Lo siento, Bunty - murmuró Gellert, con una mano en la mejilla donde le había pegado, y mirando tristemente la puerta por la que la chica había desaparecido.
***
Gellert había querido alejar a Bunty. Era lo mejor para ella, no sólo porque su relación con él haría que tuviera problemas con su esposo, sino porque podría ser otro objetivo, una vez más, de Vinda y de aquellos que aún la seguían. Sin embargo, cuando pasaron dos días desde la discusión y la magizoologa no volvió, se encontró echando de menos su compañía. Además, sus palabras habían hecho mella en su animo y había tomado la decisión de hablar con Albus y contarle todo, pero para eso necesitaba la ayuda de la joven pelirroja. Y sobretodo... Bunty era su única amiga, la única que, a pesar de todo, nunca lo había juzgado. Quizá lo hacía por Albus, Gellert no lo sabía, pero sí que era la única amistad de verdad que había tenido en muchos años.
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4. Animales Fantásticos: la fuerza del amor
FanfictionTras el fallido intento de hacerse con el poder mediante el engaño con la cría de qilin, Gellert Grindelwald se siente cada vez más cansado y empieza a odiar su "gran plan"... las palabras de Albus Dumbledore, " accedí porque estaba enamorado de ti"...