5. Confianza

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Pasaban las horas de aquella larga noche y Albus no conseguía dormir. Llevaba rato dando vueltas en la cama, dando vueltas y más vueltas a lo que Vinda le había dicho. Harto de aquella situación, tomó una decisión; salió de la cama y de la habitación. Gellert le había enseñado donde dormía justo antes de que cada uno se retirara aquella noche.

A pesar de que se suponía que no había nadie en la fortaleza, el profesor entró sigilosamente en la habitación.

- ¿Quién anda ahí? - Se oyó la voz de Gellert, por entre las colgaduras que formaban el dosel de su cama.
- Soy yo, Gellert... Albus - le informó Albus, avanzando al interior de la habitación.
- Vaya... Albus - dijo con voz pastosa por el sueño, pero a la vez traviesa y seductora. - Metiéndote en mi cuarto por la noche... cualquiera diría que quieres aprovecharte de mí.

El búlgaro abrió las colgaduras del dosel y miró a su amado, en pijama y cubierto por una bata marrón. Él mismo llevaba también el pijama. Se maldijo a sí mismo por haberse puesto aquel horrible pijama de estampado navideño.

- Bonito pijama - se burló Albus, con un humor oscuro.
- Ejems... no esperaba visitas - se justificó Gellert, algo avergonzado por como le había visto. - ¿Qué haces aquí, Albus?
- Tú lo has dicho, Gellert... Entrando aquí por la noche, cualquiera podría suponer que quiero aprovecharme de ti... - estaba molesto por las dudas que Vinda había sembrado en su corazón.

Sin más, empujó al mago búlgaro contra la cama, arrancando las colgaduras en el proceso, ya que Gellert cayó contra ellas.

- ¿Albus? - Exclamó Grindelwald sorprendido. - ¿Qué haces?
- Comprobar algo... - con un golpe de varita, hizo desaparecer las ropas de ambos.
- Mi muy querido Albus, no creas que no me gusta esto... - comentó Gellert, con una sonrisa de confusión. - Pero creía que querías ir más despacio... tú mismo lo dijiste esta tarde.
- He cambiado de opinión - sentenció Albus, con cara seria. - Nunca he podido resistirme a tu cuerpo, ni cuando eramos unos adolescentes atolondrados... ni ahora... ¿No es lo que querías, Gellert Grindelwald? ¿Que volviera contigo?
- Si... pero... ah... que demonios... - murmuró el búlgaro. - No sé que te pasa, nunca habías tomado la iniciativa antes, pero por mí, perfecto.
- Ya no tengo edad para perder el tiempo con tonterías - sentenció Albus.

Gellert no dejó de darse cuenta que su amado estaba enfadado, más que enfadado, furioso. Sin embargo, no le dio importancia; hacía tiempo que quería tener el cuerpo firme y delgado de Albus entre sus brazo. Y al fin y al cabo, el profesor tenía motivos para estar enfadado; a parte de todo lo que había hecho, le había llevado allí a la fuerza.

El profesor se inclinó hacía él y lo besó en los labios. Por muy enfadado que estuviera, sus besos siempre eran cariñosos; abandonó sus labios y fue bajando poco a poco, besando suavemente su cuello y su pecho, pasando por la clavícula. Se demoró un poco, lamiendo un pezón y acto seguido el otro; Gellert se estremecía cada vez que sentía el roce de los labios y la barba del profesor contra su piel. Era una tortura, pero no por ello dejaba de ser exquisita.

- Mi muy amado Albus - murmuró con la voz ronca de deseo. Acarició sus brazos y su espalda, llevando sus manos hasta el trasero de su amante.

Sin embargo, el profesor le hizo darse la vuelta y siguió besándole igual que antes, pero por la espalda.

- Albus... por favor... - susurró en tono de súplica. El profesor asintió y se unió a él con delicadeza, no quería hacerle daño.

Había actuado por impulso al bajar a buscar a Gellert y acabar por acostarse con él, pero eso no significaba que tuviera que ser bruto ni desconsiderado.

- ¿Estás bien? - Le preguntó con ternura, antes de mordisquearle la sensible piel de la nuca.
- Estoy bien... no pares ahora... - le exigió.

Pasaron prácticamente toda la noche juntos, jugando y retándose cuando el otro parecía flaquear. Ya al amanecer, Albus le hizo la pregunta que llevaba toda la noche corroyéndole por dentro.

4. Animales Fantásticos: la fuerza del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora